jueves, 29 de mayo de 2008

Lecciones literarias, capítulo 9: La ficción de ciencia

Consideremos, en primer lugar, que el término 'ciencia-ficción' no es sino una muy mala traducción del original, 'science fiction'. Una traducción más acertada debería ser algo así como 'ficción científica' o 'ficción de ciencia'. Pero 'ciencia-ficción' como que no.

La ficción de ciencia es un género que, aunque a primera vista no lo parezca, tiene bastante antiguedad. Tal vez la idea intuitiva es que todo este jaleo empezó a principios del siglo XX, pero hay que irse un poquito más atrás. En 1818 Mary Shelley publica Frankenstein, que puede ser considerada como una obra de ficción científica, y muchos la aceptan como la primera del género. No obstante, el poema de Gilgamesh y algunas referencias de la mitología griega hacen pensar que la semilla de este género se encuentra algunos siglos antes de lo que muchos suponen. También se habla de viajes a la luna en Cyrano de Bergerac, por ejemplo.

Existen dos claras tendencias en la literatura de ficción científica. Por un lado, está la vertiente 'hard', en oposición (o en convivencia) con la 'soft'. En la primera, se trata de explicar el porqué de las cosas. Si hay vida en otro planeta, se procura dar una teoría sobre cómo se ha desarrollado esa vida, cómo viven, cómo han llegado hasta nosotros (o nosotros a ellos). Es, como su propio nombre indica, una corriente más dura de leer, más árida y más científica. Aquí podemos englobar a gente como Isaac Asimov, por ejemplo. En la versión 'soft' la obra se decanta más por el argumento, por la historia y la acción, sin preocuparse tantísimo por justificar que hay un bicho verde con un rayo láser en el jardín. H.G. Wells podría incluirse en esta categoría.

Al concepto de ficción de ciencia van unidos otros dos, utopía y distopia, especialmente el segundo. La creación de mundos paralelos o realidades futuras en las que todo es bastante caótico, apocalíptico o ideal es una constante en el género. Podemos remitirnos a Un Mundo Feliz de Huxley o 1984 de Orwell como dos ejemplos clarísimos de lo que comento.

Esa distopia es clave en la que para mí es la vertiente más interesante, el cyberpunk. El cyberpunk nace en los ochenta, con William Gibson como gurú entre gurús, que publica obras como Neuromante (considerada por casi todo el mundo como LA obra cyberpunk), Mona Lisa Acelerada o el libro de relatos Quemando Cromo.

La literatura cyberpunk, tristemente cada vez más en el olvido (aunque el cine la revitaliza de vez en cuando), presenta futuros próximos en los que la humanidad está sumida en un mundo dominado por mega-corporaciones, donde las calles están plagadas de luces de neón y bandas de matones, donde todo el mundo comparte su piel con metal, con implantes cibernéticos que no se alejan tanto de la realidad que estamos viviendo hoy mismo. Metal is better than meat.

Una novela cyberpunk típica estará protagonizada por un antihéroe, normalmente con alguna adicción a drogas de diseño, acabado de la vida, que sobrevive en los bajos fondos y se ve envuelto en alguna trama política-policial, siendo utilizado como mensajero/conejillo de indias/matón de alguna super-corporación que permanece en la sombra. Yakuzas, armas, sexo, grandes metrópolis, tecnología, deshumanización, pesimismo... todo eso y más es el cyberpunk.

Podría escribir mucho sobre la ficción científica, pero tampoco es cuestión de seguir dando el coñazo. Así que un último anuncio oportunista... A mediados de marzo de 2009 (ya sé que queda todavía mucho) dará lugar en Córdoba el congreso Cielo Cromado: Una Perspectiva de la Ciencia Ficción, del cual soy co-director. Seguiremos informando, pero prometo sorpresas :)

J.

lunes, 26 de mayo de 2008

Más letras, más libros, más fotos, más ilustraciones

El viernes recibí un paquete que tenía pedido a Amazon. Si no os corre prisa lo que pedís, creo que no hay ninguna excusa para pedir a la central norteamericana de la megatienda online. El cambio dólar-leuro hace que sea todo un verdadero chollo. Tardan mes y medio, sí, pero merece la pena.

El caso es que me ha llegado, por un lado, Wrong About Japan, de Peter Carey. Es un libro que he buscado por recomendación de mi director de tesis, para trabajar en el artículo que escribiré sobre Extremely Loud and Incredibly Close, por el tema de la relación padre-hijo y demás. La historia, parece ser que autobiográfica, narra el viaje que el señor Carey se pega con su hijo a Japón, a donde lo lleva para conocer a dibujantes manga. Lo más tener un padre que fomente tus vicios frikis...

Después, recién salido de las profundidades oceánicas, The Lovecraft Lexicon, una tomo de consulta con personajes, localizaciones, términos y demás, de los textos de H.P. Lovecraft. No lo he mirado todavía con atención, pero tiene pinta de ser una obra bastante trabajada.

Desde la mismísima R'lyeh llega The Art of H.P. Lovecraft's Cthulhu Mythos, un libro que llevo buscando con ansia desde que, hace unos meses, el señor Comandante de Campo Cohen me hablase de él. Bueno, en realidad me habló de alguno de los ilustradores, y yo empecé a tirar del hilo. No hay que ser un lumbreras para descubrir que es un libro de ilustraciones basadas en los Mitos. Incluye muchos de los dibujos que acompañan a las cartas del juego de tablero Arkham Horror, otras que no conocía... en general curradísimo, y con un elenco de dibujantes bastante acertado (alguno que otro hay que descuadra, pero bueno). Representaciones del Gran Cthulhu como dios manda (esto es, casi del tamaño de una montaña), retoños oscuros, perros de tíndalos, Yog-Shoggoth, sectarios, investigadores enfrentándose a tentáculos y un largo etc.

Y por último, otra de esas obras que llevaba buscando desde hace tres o cuatro años, y que, gracias a Dagón, no compré en su momento. Se trata del libro de fotografía U2 & I, de Anton Corbijn. Resulta que este libro se editó originalmente en 2004, en un volumen bestial de esos que pesan mil kilos, en formato enorme. Pero claro, tenía un precio de unos 90 ó 100 €, por lo que como que no. Que Corbijn me gusta, U2 también, pero no nos pasemos... Así que de vez en cuando bicheaba por abebooks, por si aparecía algún ejemplar barato despistado, pero no. Y un día, mirando por Amazon, me encontré con que acababan de reeditar el librito en formato y precio reducido. Así que al carrito de cabeza por algo menos de 25€. Es un pedazo de libro, con una edición y encuadernación cuidadísima, unas 400 páginas de fotografías y notas manuscritas del propio Corbijn, y una introducción con textos de William Gibson y Salman Rushdie entre otros. Siempre me ha encantado Anton Corbijn como fotógrafo, por culpa de trabajos como éste, éste, éste, éste o éste.

Mención aparte merece la relación Corbijn-U2, pues de la cámara del fotógrafo han salido algunas de las portadas más legendarias del grupo, como la del Joshua Tree o el Rattle and Hum. Pues imaginaos 400 páginas de fotos de ese estilo. Un lujazo.

Y ya que hablamos de libros... mis contactos extradimensionales me han informado de que El Que Firma los Anónimos ha publicado una novela. Se espera ejemplar autografiado a la mayor brevedad posible ;)

J.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Mil años de oración

Cuando salí de ver Mil años de oración, mis primerísimas impresiones no iban dirigidas a alguno de los temas más evidentes que trata esta magnífica cinta, como son la incomunicación y la soledad. Había algo más, las lenguas, el lenguaje, Paul Auster. Estaba todo ahí. Joder, y tanto... como que a posteriori me enteré de que estaba dirigida por Wayne Wang (director de Smoke y Blue in the face), que tienen la mano del escritor neoyorkino en el guión y, sospecho, en la semilla.

Mil años de oración es una historia mínima de inmigrantes-emigrantes, de choques de culturas orientales y occidentales, de reencuentros familiares y emocionales y de contrastes generacionales. Pero también habla sobre el lenguaje en muchos niveles y, a diferencia de los silencios tan característicos de Kar Wai, Wayne Wang llena la película de diálogos, de diferentes lenguas que fluyen, que se entremezclan, y que juegan con el espectador con un acertado uso de los subtítulos (no obstante, esta película en versión original completa debe de ganar mucho más).
Los escasitos 90 minutos de proyección pasan en un suspiro, entre comida china y conversaciones en iraní-chino en el parque.

De las interpretaciones, sin lugar a dudas, me quedo con Henry O en el papel de padre viudo, protector, que trata de comprender por qué su hija vive tan deprisa, tan alejada de lo que él vive.

Al final, ver esta película es como asistir a un recital de la Cosmopoética con varios poetas extranjeros, donde las lenguas hablan sin que las entiendas y donde todo está lleno de imágenes líricas. Y estábamos más de 2 personas, lo cual es ya todo un avance...

J.

jueves, 15 de mayo de 2008

Life Before Death

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

lunes, 12 de mayo de 2008

Pintores e ilustradores

Yo de pintura no entiendo. Ni mucho ni poco, es que no entiendo y punto. No he dado historia del arte en toda mi vida, y debo reconocer que tampoco ha sido un campo que me apasione nunca. Algunas nociones muy básicas de temas muy puntuales relacionados con la literatura, breves explicaciones magistrales del amigo Dani (que se descompone cuando echo pestes del arte 'modernillo' en general) y pare usted de contar. Tengo mis preferencias, como todo el mundo, pero no te sé decir por qué. Me gusta o no me gusta. Period.

El caso es que, como buen friki que se precie, mis primeras aproximaciones al mundo del pincel vienen de las portadas legendarias de los módulos de JoC para El Señor de los Anillos, allá en los primeros años 90, que traían ilustraciones de Angus McBride. Ya mayor, me di cuenta de que McBride me ha acompañado desde entonces, y cuando veo cosas como esto, esto o esto vuelvo a estar dando chuscas con mi monje guerrero por ahí :D. McBride, que falleció hace un año, se convirtió en el ilustrador oficial del universo Tolkien para todos los roleros de mi época. Con la llegada de internet descubrí que el amigo se dedicaba a más cosas, pero todas en la misma línea, tal como pintar romanos.

El siguiente paso natural fue Luis Royo, como creo que ocurrió con casi todo el mundo. Todavía tengo un par de láminas suyas enmarcadas y colgadas en mi dormitorio, concretamente ésta y ésta, que vendrán conmigo cuando me independice de una puñetera vez, diga Pingu lo que diga :P. Hoy por hoy Royo me empalaga bastante, se me hace monótono y repetitivo. Después llegó la explosión de autores, y me acerqué a Boris Vallejo (claro maestro de Royo, pero con un aire setentero que no veas), Escher (al que llegué gracias a Rompememes), Giger (sí, el creador artístico de Alien), etc.

Hace cuatro o cinco años Dani me descubrió a un crack. Tras el bizarro nombre de Zdzislaw Beksinski se escondían pinturas inquietantes, de un mal rollito tremendo, apocalípticas y en general marroneras a más no poder. Beksinski se extendió entre mi círculo de amigos con cierta facilidad, y nos quedamos todos bastante a cuadros cuando, a los pocos meses de irrumpir en nuestra realidad, nos enteramos de que unos adolescentes habían entrado en su casa en la bella Varsovia y se lo habían cargado, presumiblemente para robar.

No sé si habréis visto algo suyo alguna vez (ahora está por todas las librerías, en las portadas de la Narrativa Completa de Lovecraft que publicó Valdemar), pero mi impresión es que no es un autor muy conocido en general.

De los pintores más "canónicos" tengo menos idea todavía. Me quedo, sin duda, con Edward Hopper, el pintor norteamericano por excelencia, del que vi una magnífica exposición en Boston, donde me encontré con esto, esto, esto o esto.

Y cierro con un Dalí, del que además anoche descubrí un GENIAL autorretrato.

¿Ya os habéis cargado el ratón de tanto pinchar? Lo siguiente, una interesante exposición fotográfica.

J.

viernes, 9 de mayo de 2008

Despacito y buena letra...

...no nos vayamos a morir estresados, cuidado. Hoy mismo han salido las listas oficiales de subsanación de documentación y errores en el proceso de becas FPU. Como ya adelanté hace un par de semanas, lo mío está todo en orden. Eso sí, he comprobado lo que es evidente, que en este bendito país lo dejamos todo para última hora y somos un tanto 'viva la virgen'. De las 6000 solicitudes, sólo 2000 están completas, sin ningún tipo de error. Los otros 4000 solicitantes tendrán que aportar documentación adicional.

El caso es que la principal consecuencia de que hayan salido de una vez las dichosas listas es que ahora empiezan a correr más plazos. Hay 10 días hábiles desde el lunes para solventar la falta de documentación, por lo que nos plantamos en el 26 de mayo como primer día posible para que empiecen a resolver. Claro, que eso no se lo cree nadie... Lo dicho, nos vamos a junio seguro. Pero bueno, por lo menos están haciendo algo y no se les han perdido las solicitudes en el cambio de ministerio, que ya estábamos hasta pensándolo :P

Cambiando de tercio, acabo de terminar de diseñar mi primera webquest, para un módulo de nuevas tecnologías y enseñanza que cursé en el máster. Toda gira en torno a Dracula, y está en inglés, así que si os apetece echarle un vistazo, podéis verla aquí. Os advierto que es algo muy básico, y que tampoco tiene un nivel espectacular ni creo que aprendáis mucho (está pensado para segundo de bachillerato), pero cualquier crítica constructiva que hagáis será bien recibida (aunque ya está entregada, por lo que no me valdrá para modificar la nota :P).

Y... permaneced atentos a vuestras pantallas... GROND se acerca. Seguiremos informando.

J.

martes, 6 de mayo de 2008

Libracos y tragedias

Vamos con otro reto literario de esos que me encantan (a mis ojos no tanto...). Anoche me empecé Against the Day, después de tirarme un mes dándole vueltas indeciso.

Against the Day es una de esas novelas que asustan. 1200 páginas tipografiadas a tamaño de letra pequeñito, escritas por Thomas Pynchon (que no tiene fama de ser escritor fácil, ni mucho menos), y con un inglés un tanto intenso, complicado. Llevo un capítulo, lo justo, pero la verdad es que de momento no ha sido TAN terrible. No es rápido de leer, ni pensaba que iba a serlo, pero el planteamiento inicial me ha encantado. Un zepelín camino de Chicago, y una tripulación compuesta, entre otros, por un perro que lee a Henry James y por un tipo que tiene algún tipo de disfunción motriz, o que simplemente es patoso de narices, y va rompiendo cosas por ahí.

El caso es que ahí estamos, con un ladrillo importante, que no estaba en mis planes hasta hace un par de meses, pero que ha tenido que entrar en la lista de manera más o menos forzada. Y encima, lo tengo que liquidar de aquí al 24, si mis cuentas no fallan. Venga, que torres más grandes han caído :P

Y mira que me lo advirtieron en su momento: 'mírate algo de Pynchon más light antes, como The Crying of Lot 49, que si no te vas a cagar...'. Y mira, con toda mi buena voluntad en Semana Santa compré ambos libros en Londres, pero pa qué leerme el Lot 49 cuando se puede empezar por lo bestia del tirón... Borrico que es uno. Se admiten porras sobre si seré capaz de terminarlo para feria o no :)

En otro orden de cosas, hoy es un día tristísimo para la fórmula 1. La escudería Super Aguri ha cerrado y no volverá a competir. La cosa no sería tan terrible si no fuese porque uno de los dos pilotos de dicha escudería es, ni más ni menos, que Takuma Sato, ese hombre que atropella mecánicos, se estrella con compañeros, hace locuras al volante a 300 por hora... en fin, le da vida al mundillo, vamos. Qué putada. Habrá que conformarse con Hamilton pulsando botoncitos, qué remedio.

J.

viernes, 2 de mayo de 2008

Shine a Light

Como me niego a dedicarle tiempo al nuevo 'académico' (por ponerle algún nombre) Marías, voy a hablar de otros menesteres que me ponen menos de los nervios: cine y música.

El otro día estuvimos viendo Shine a Light, lo último de Scorsese, que viene a ser un concierto de los Rolling Stones en Nueva York durante la última gira que hicieron sus infernales majestades.

Una curiosidad: fuimos a verlo el fin de semana del estreno, domingo noche, y la sala estaba vacía. Está visto que en este bendito país, si no hay tiros, la gente no aparece por los cines ni aunque sean los Stones. Que no hay manera. Yo me esperaba algo de gente, la verdad. La sala llena a rebosar no, claro, pero alguien. Pues nada. Mejor para nosotros.

La película no es una película. Me explico. Fui un poco a ciegas, pensando que se trataba de un documental sobre la gira, pero no, luego resultó ser un concierto en toda regla, muy ocasionalmente salpicado por imágenes de archivo de la banda, con entrevistas desternillantes (como la de la presentadora nipona...). Me imagino que alguien de los presentes tendrá dvds con conciertos de alguna banda en su casa, ¿no? Pues eso, pero rodado por Scorsese. El resultado, desde luego, es el mejor concierto que se pueda rodar en película, pero claro, no es lo mismo :|. Es un recinto pequeño, un teatro neoyorkino en el que Bill Clinton dio una fiestecita o bolo benéfico e invitó na menos que a los Rolling. Como mis fiestas de cumpleaños en la piscina, más o menos. Curioso ver a Jagger y Richards saludando a la madre de Hilary -noleganoaObama- Clinton.

El concierto en sí, pues muy profesional. Esta gente, cuando no se cae de cocoteros o está demasiado drogada, se salen del parchís. Lo que pasa es que yo ya los ví en directo en Boston, y la verdad es que, como digo, pierde. Pero claro, todo vídeo de concierto pierde, lógicamente. La ventaja es poder verlos en pantallón gigantesco, con un sonido muy muy bueno, sin empujones, sin colas, por 6 euros, sentado en una butaca...

Certifico que Keith Richards da cada vez más asco. Qué pintas, de verdad. Si ese hombre fuese mi padre/abuelo me daría nosequé de acercarme a darle un beso. Y certifico también que Jagger no tiene sangre, sino heroína pura. Si no, no se puede mover tanto.

Lo dicho. Si te gustan los Stones y no los has visto en directo, o quieres rememorar los conciertos en los que has estado, no te defraudará.

J.