viernes, 26 de noviembre de 2010

Lo que se cuenta sobre Lovecraft

Lovecraft murió en el 37, a los 47 años, sin llegar a ser reconocido en ningún momento como un escritor notable en el mundo de las letras. Aunque pueda pensarse lo contrario, sí que se escribieron relativamente bastantes cosas sobre él mientras vivía y al poco de su muerte. El principal problema es que la mayoría de los textos sobre la vida y obra del de Providence aparecían en revistas amateur, pulp fictions y similares, e iban firmadas por amigos, vecinos, conocidos del escritor. La mayoría de estas memoralias son, a lo sumo, entrañables, pero tienen poco o nada que rumiar sobre la obra literaria del autor, ya que al menos todo lo que el que firma estas líneas ha conseguido leer no dejan de ser retratos amables y agradecidos al caballero de Rhode Island.

A la muerte de Lovecraft llegó el silencio. Tras algunas tímidas apariciones en Weird Tales y la edición de Rhode Island on Lovecraft a cargo de Grant (volumen que incluye cinco textos de cinco conocidos del escritor), apareció en el 45 H.P.L.: A Memoir, un estudio crítico-biográfico a cargo del polémico albacea literario de Lovecraft, August Derleth.

A estas tempranas reacciones siguieron un par de décadas de olvido casi absoluto -salvo las esporádicas apariciones de firmas amigas y reediciones en las revistas pulp-. Hasta que en Francia Maurice Lévy defendió su tesis doctoral en la Sorbona en 1969, y publicó posteriormente el volumen Lovecraft ou du fantastique, que se puede considerar el primer estudio académico sobre HPL.

Desde entonces y hasta 1999 ha habido un ligero pero constante goteo de obras sobre Lovecraft. Muchas de ellas son verdaderas tomaduras de pelo, otras, una minoría, son muy buenas aproximaciones al autor. La biografía de Joshi Lovecraft: A Life (1996), es sin dudarlo el estudio más riguroso de su vida, y debería de hacer que a Sprague de Camp se le cayese la cara de vergüenza por la biografía que publicó en 1975. Burleson nos dejó una perla deconstructiva en 1990, Lovecraft: Disturbing the Universe, que es el primer acercamiento post-estructuralista al autor del que tengo conocimiento. Mosig, dentro de su volumen Mosig at Last: A Psychologist Looks at Lovecraft, nos brinda algunos ensayos magníficos sobre HPL. Y no puede quedar sin mencionar H.P. Lovecraft. Contre le monde, contre la vie, de Houellebecq, que es posiblemente el mejor ensayo introductorio que se ha escrito (y se escribirá) sobre Lovecraft. Un texto visceral y maravilloso que es el primer paso ideal para entrar en profundidad en la figura del de Providence.

El 99 es un año importante para Lovecraft, pues la editorial Penguin comienza a publicar sus textos en la colección Penguin New Classics, en tres volúmenes editados por Joshi. Esto supone el reconocimiento a nivel mundial de Lovecraft como escritor canónico, y a partir de aquí se produce un boom sobre Lovecraft, con muchísimas ediciones no siempre recomendables (de hecho, no recomendables en la mayor parte de los casos) de monografías sobre HPL. Vuelven a aparecer memorabilias, libros de recuerdos, cartas, etc., interesantes a nivel biográfico, pero pocos acercamientos originales, salvo honrosas excepciones. Entre ellas está el libro de David Oakes Science and Destabilization in the Modern American Gothic: Lovecraft, Matheson and King, un estudio de las relaciones ciencia-literatura-realidad en esos tres escritores tan queridos por un servidor. Un volumen original y diferente, desde luego, que ofrece un poquito de aire fresco a un panorama saturado de libros que dan mil vueltas a lo mismo sin aportar apenas nada nuevo.

Comienzan también a publicarse libros con ensayos 'perdidos' en el mundo del pulp, y hace un par de años, incluso, se publica un libro en España con motivo de la celebración de un congreso en la Universidad Carlos III de Madrid sobre la figura de HPL. Cuadernos del abismo, editado por Broncano y Hernández de la Fuente, incluye un puñado de artículos y de textos literarios en homenaje al autor. Algunos de los ensayos son notables, como el de Torres Oliver sobre las raíces góticas de Lovecraft.

Mirando el colectivo de lo que hay hasta hoy sobre Lovecraft (que me ha llevado algo más de tiempo que redactar esta versión condensada XD), puedo concluir y concluyo que sobre Lovecraft se ha escrito un volumen más o menos considerable de papel, pero la mayor parte es completamente prescindible por ser repeticiones de los mismos temas una y otra vez, y hay pocos ensayos sesudos y originales sobre el escritor. Espero que, en unos años, la cosa cambie y yo pueda colaborar a ello.

J.

martes, 2 de noviembre de 2010

Manifiesto por una universidad libre de pseudociencia y oscurantismo

Aquí os dejo, gracias a CienciaKanija (que a su vez lo toma de La Ciencia y Sus Demonios), un manifiesto que servidor ha suscrito gustosamente. Si lo creeis conveniente, unios a la firma.

MANIFIESTO POR UNA UNIVERSIDAD LIBRE DE PSEUDOCIENCIA Y OSCURANTISMO

Ante la cada vez más abundante proliferación de conferencias, cursos, seminarios y todo tipo de actividades que diferentes corrientes pseudocientíficas están desarrollando dentro del marco de las universidades españolas y latinoamericanas, tendencia que cristaliza en la reciente creación de una Cátedra de Investigación sobre Homeopatía en la Universidad de Zaragoza, los abajo firmantes (científicos, profesores, alumnos y ciudadanos en general) nos vemos en la necesidad de manifestar lo siguiente:

La colaboración entre la Universidad y la Empresa, así como con otros organismos y agentes sociales es enriquecedora, productiva y debe ser considerada como una de las prioridades de la política universitaria. Los acuerdos y contratos para la transferencia de resultados de la investigación a la empresa privada pueden representar una importante fuente de financiación para las universidades públicas; los cuales, desarrollados convenientemente, permiten una mayor productividad científica y la optimización de las aplicaciones de tal actividad. Sin embargo, creemos que no es justificable que la Universidad busque vías de financiación a cualquier precio, y aún menos si con ello pervierte su filosofía y fines fundamentales.

La Universidad Pública, como cualquier otro organismo de la administración, debe estar al servicio del ciudadano, manteniendo un contacto permanente con la sociedad de la que forma parte, mediante una comunicación constante que permita la sintonía entre el mundo universitario y las necesidades sociales. Para cumplir estos objetivos, la Universidad debe ser un adalid en lo referente a innovación y a exploración de nuevos caminos para el conocimiento. La Universidad nunca debe ser una estatua, sino una animación en constante movimiento.

No es posible entender la función investigadora y el compromiso social de la Universidad sin la imbricación con su papel fundamental en la formación de ciudadanos libres, capaces de enfrentarse al mundo mediante una mentalidad crítica que les permita escapar de las cadenas de la irracionalidad, la superstición y la ignorancia. Esta función docente, completamente consustancial a la institución universitaria, va más allá de las aulas, al representar la Universidad un referente en cuanto a conocimiento y racionalidad para toda la sociedad.

En este sentido, la Universidad juega un papel muy importante ante el avance que en la sociedad contemporánea están teniendo determinadas corrientes anticientíficas y antirracionales, que pueden suponer un significativo retroceso hacia el oscurantismo y la superstición, algo que se encuentra en el polo opuesto de los objetivos universitarios. Nos preocupa, como universitarios y como ciudadanos, que bien entrado el siglo XXI cada vez prolifere un mayor número de terapias más próximas a la magia que a la medicina, en muchas ocasiones amparadas por instituciones y empresas médicas profesionales; nos preocupa que presidentes de gobierno consulten astrólogos; que pulseras mágicas declaradas oficialmente fraudulentas sean portadas por ministros de sanidad y constituyan el regalo más vendido de las últimas navidades; que cada vez haya más ciudadanos que crean firmemente que las vacunas son tóxicas y nefastas para la salud; que aumente el número de enfermos que abandonan el tratamiento médico para abrazar alternativas esotéricas; nos preocupa muy seriamente que gran parte de la población vuelva a confiar más en los curanderos que en la medicina científica.

Nos preocupa que la Universidad pueda convertirse en un mercadillo que de cabida a cualquier alternativa irracional al conocimiento científico. Sólo una mal entendida apertura de mentalidad puede justificar que se enseñe alquimia en las Facultades de Química, ufología en las de Física o el diluvio universal en las de Historia. Ofrecer el foro universitario a las pseudociencias, en igualdad de condiciones con el conocimiento racional, no se traduce en ningún enriquecimiento cultural, sino en una validación universitaria de la superstición y la charlatanería. Difícilmente podremos educar a nuestros hijos sobre la inexistencia de bases empíricas en la predicción astrológica si van a encontrar en el campus universitario cursos de postgrado en astrología.

Reza una de las máximas en ciencia que la razón no debe aceptar algo como cierto sólo porque lo afirme mucha gente o porque lo suscriban personajes importantes, y que siempre es necesario detenerse ante cualquier afirmación y dudar sobre si es o no cierta. Esto obliga a actuar mucho más despacio, a sopesar cuidadosamente las opciones, a avanzar con cautela ante cualquier tipo de propuesta. Y esta es una de las cosas que creemos firmemente que debe enseñarse en las universidades.

Por todo ello, nos preocupa que la Universidad de cabida a cursos sobre acupuntura, a conferencias sobre creacionismo, a seminarios sobre astrología y a cátedras sobre homeopatía. Nos preocupa especialmente si no se enfocan como un debate crítico y un análisis racional, sino con un presupuesto de funcionalidad y validación científica de los que no sólo carecen, sino que están en frontal oposición al espíritu crítico universitario.

En el caso concreto de la homeopatía, aunque de igual aplicación para el resto de pseudociencias, no se ha demostrado científicamente ni su fundamento teórico (que contradice nuestros conocimientos sobre química y medicina más elementales), ni su efectividad más allá de un placebo. Décadas atrás, se destinaron importantes estudios a buscar una posible base en los postulados homeopáticos, los cuales no han variado significativamente en doscientos años, base que jamás se encontró.

Nos resulta extremadamente paradójico que mientras gobiernos europeos retiran fondos y apoyos estatales a la práctica homeopática, en España se instauren cátedras dentro de las universidades públicas. El aval que esto supone, sitúa a la homeopatía, a la astrología o al espiritismo dentro de la categoría de disciplinas universitarias; máxime cuando no nos encontramos exclusivamente ante una actividad de investigación sobre un fenómeno dudoso, sino ante una institucionalización dirigida a la formación y divulgación de estos postulados.

Consideramos por último, que si bien está justificado profundizar y destinar fondos a cualquier aspecto que pueda ser investigado, la especial situación económica actual convierte la inversión de esfuerzo y medios en este tipo de disciplinas totalmente desacreditadas en un acto de puro despilfarro de recursos, que podrían emplearse en líneas de investigación y docencia muchísimo más prioritarias.

Las personas que desde distintos estamentos y colectivos de la sociedad suscribimos este manifiesto, deseamos llamar la atención sobre este importante aspecto al conjunto de la población y, especialmente, a las autoridades académicas y gubernativas, confiando en que la razón acabe imponiéndose sobre la superstición y el oscurantismo.

FIRMAR EL MANIFIESTO