Caótica Ana

Hoy me apetece hablar de cine, ala. Porque ayer estuve viendo Caótica Ana, la última de Medem, y me apetece comentarla.
Descubrí a Medem con Los Amantes del Círculo Polar, y de siempre ha sido un director que me ha llamado bastante la atención. Sus metáforas, su fijación por el agua, sus alucinantes paisajes, sus playas. Caótica Ana es más de lo mismo, que no es poco. Una historia de una vida compuesta por mil vidas, de reencarnaciones, de mujeres, de familia, de encontrarse a uno mismo...
No me voy a parar a contaros la peli, porque para eso está el imdb, pero os puedo decir que la impresión general ha sido buena, pese al reparto. Y es que, una vez más, pese a sus genialidades, Medem sigue teniendo muy poquito ojo, desde mi punto de vista, para elegir a sus mujeres (que ya mismo se pondrá de moda ser 'chica Medem', como lo es el ser 'chica Almodóvar'. Si no, al tiempo). No me acaba de cuadrar la prota, una Ana de caótico interior, que no tiene la fuerza que debería, aunque la muchacha no lo hace mal (amén de pasarse más de medio metraje en pelotas). Por si fuera poco, trabaja codo con codo con uno de esos personajes que han surgido últimamente y se me han atragantado hasta el hueso. Bebe. Si me pareció oportunista su irrupción en el mundo de la música, para qué vamos ya a hablar en el mundo del cine. Ella hace de ella misma, de mujer que odia a los hombres (que ese problema debería de mirárselo), de compañera guay de fatigas, de tía alternativilla enrollada porque va a todas partes con una videocámara y porque dice que los tíos somos violadores y las tías putas. Pues vale. Y luego querrá que no la encasillen. No sé, pero no me ha parecido la actriz más idónea para el papel, pero claro, hay que aprovechar el tirón 'malo, malo' antes de que se pase, que también hay que vender cine español (en otra ocasión hablaremos de la nueva ley del destrucine...).
La escatológica coda finale de la película cierra un círculo (como el polar) que, a veces, se abre y dispersa un pelín demasiado, pero no tanto como para perder al espectador.
Una película feminista y femenina, con algunas salidas de tono (momento manga-ascensor al inicio del fin), con diálogos que en ocasiones dan la impresión de querer escucharse en vez de dejarse oir, aunque plagada de muchos detalles, de un ambiente mágico en general, de viajes, de agua, de puertas, de arena, de naturaleza y hormigón, de ¿arte? contemporáneo, de color... y hasta sale Nueva York.

J.