domingo, 26 de diciembre de 2010

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viernes, 24 de diciembre de 2010

Leyendas ocultas

Cuando estuve en Brown hace algunos años, tuve la oportunidad de estudiar algunos manuscritos, cartas y demás originales de Lovecraft. Entre ellos, había un texto que, por razones que pronto comprenderéis, no ha salido a la luz. Se trata de una carta de Lovecraft escrita a Lord Dunsay en la que hablaba de quién era realmente Abdul Alhazred.

Se ha aceptado comúnmente que el nombre de Abdul Alhazred fue una invención del Lovecraft niño, influenciado por su lectura de Las Mil y Una Noches, pero la versión que el propio HPL relata difiere bastante de la oficial.

Cuenta Lovecraft que descubrió, en 1912, un papiro manuscrito tremendamente antiguo en los depósitos de Brown. Dicho manuscrito narraba, en árabe, la historia acontecida hace unos 2000 años en Oriente Medio. Cuenta la tradición que nació un niño destinado a hacer cosas grandes en su vida, y cuatro ricos científicos de la época quisieron ir a rendir honores al bebé.

El primero de ellos, Melchor, dominaba las artes de los cielos. Sabía guiarse por las estrellas, predecir el tiempo según la posición de los astros, interpretar los signos que nos mandaban las constelaciones.

Gaspar era un galeno conocido en todo Oriente. Sus estudios de anatomía y cirujía se perderían unos siglos después en el incendio que asoló la biblioteca de Alejandría, aunque dicen las malas lenguas que gran parte de las artes que aplicaría Averroes 1000 años después se deben a algunos tomos de Gaspar que se salvaron de la quema.

Balthasar, por su parte, era un enamorado de los animales y las plantas. Se cree que pudo practicar algún tipo de religión animista, y su comunión con la fauna y la flora era tal que le permitía sobrevivir de lo que encontraba en sus numerosas expediciones en solitario a lo largo y ancho del mundo conocido, en las que catalogaba todas las criaturas y plantas que encontraba.

Abdul, el cuarto sabio que partió en la comitiva, era el más tenebroso del grupo. Era un erudito enamorado de la literatura, poeta y compositor de bellas piezas líricas que eran conocidas en los mejores salones de oriente y occidente. Pero Abdul, al parecer, tenía una faceta oculta, pues practicaba artes oscuras, y se creía que poseía el poder de invocar a los gules de Arabia.

Así pues, guiados por las interpretaciones celestiales de Melchor, bajo la protección vital de Gaspar, con un auténtico superviviente como Balthasar y con Abdul como el compañero que aliviaría las largas jornadas de viaje con sus historias, partieron en busca del recién nacido.

Melchor decidió llevar como presente un bonito cofre lleno de monedas de oro, símbolo de las estrellas que nos vigilan día y noche. Gaspar, por su parte, portaba incienso, pues se le atribuían sensacionales virtudes curativas de los males del alma. Balthasar llevaba una bonita bolsa de terciopelo llena de mirra, muy valiosa, que pudo ir recogiendo durante el trayecto. Abdul, por su parte, llevaba un pesado volumen encuadernado en piel, titulado Necronomicon, con el que pretendía permitir al elegido iniciar sus andanzas en las artes mágicas.

Mediado el viaje, algo terrible ocurrió. Al parecer, mientras los cuatro sabios cruzaban el desierto de Arabia, al atardecer, cuando el viaje era más llevadero, Abdul cayó arrancado de su montura. Los otros tres se detuvieron y se bajaron a socorrerlo, pero lo único que pudieron hacer fue contemplar aterrados cómo unas garras invisibles ajaban su piel y su alma. El cuerpo del sabio se elevaba incomprensiblemente en el aire, desgarrándose las telas y la carne, mientras los gritos de Abdul se perdían, junto con su espíritu, en el infinito de arena.

Cuando por fin cayó al suelo, completamente destrozado, poco pudo Gaspar hacer por él, salvo cerrarle los párpados y ocultar la mirada de terror con la que había fallecido. Entre los tres, enterraron a Abdul y todas sus pertenencias, incluido el libro, en el desierto. Terminaron el viaje sin ningún contratiempo más, y decidieron olvidar, por el bien de su propia salud mental, todo lo que habían visto.

Felices fiestas desde los Sueños en la casa de la bruja.

J.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Lo que se cuenta sobre Lovecraft

Lovecraft murió en el 37, a los 47 años, sin llegar a ser reconocido en ningún momento como un escritor notable en el mundo de las letras. Aunque pueda pensarse lo contrario, sí que se escribieron relativamente bastantes cosas sobre él mientras vivía y al poco de su muerte. El principal problema es que la mayoría de los textos sobre la vida y obra del de Providence aparecían en revistas amateur, pulp fictions y similares, e iban firmadas por amigos, vecinos, conocidos del escritor. La mayoría de estas memoralias son, a lo sumo, entrañables, pero tienen poco o nada que rumiar sobre la obra literaria del autor, ya que al menos todo lo que el que firma estas líneas ha conseguido leer no dejan de ser retratos amables y agradecidos al caballero de Rhode Island.

A la muerte de Lovecraft llegó el silencio. Tras algunas tímidas apariciones en Weird Tales y la edición de Rhode Island on Lovecraft a cargo de Grant (volumen que incluye cinco textos de cinco conocidos del escritor), apareció en el 45 H.P.L.: A Memoir, un estudio crítico-biográfico a cargo del polémico albacea literario de Lovecraft, August Derleth.

A estas tempranas reacciones siguieron un par de décadas de olvido casi absoluto -salvo las esporádicas apariciones de firmas amigas y reediciones en las revistas pulp-. Hasta que en Francia Maurice Lévy defendió su tesis doctoral en la Sorbona en 1969, y publicó posteriormente el volumen Lovecraft ou du fantastique, que se puede considerar el primer estudio académico sobre HPL.

Desde entonces y hasta 1999 ha habido un ligero pero constante goteo de obras sobre Lovecraft. Muchas de ellas son verdaderas tomaduras de pelo, otras, una minoría, son muy buenas aproximaciones al autor. La biografía de Joshi Lovecraft: A Life (1996), es sin dudarlo el estudio más riguroso de su vida, y debería de hacer que a Sprague de Camp se le cayese la cara de vergüenza por la biografía que publicó en 1975. Burleson nos dejó una perla deconstructiva en 1990, Lovecraft: Disturbing the Universe, que es el primer acercamiento post-estructuralista al autor del que tengo conocimiento. Mosig, dentro de su volumen Mosig at Last: A Psychologist Looks at Lovecraft, nos brinda algunos ensayos magníficos sobre HPL. Y no puede quedar sin mencionar H.P. Lovecraft. Contre le monde, contre la vie, de Houellebecq, que es posiblemente el mejor ensayo introductorio que se ha escrito (y se escribirá) sobre Lovecraft. Un texto visceral y maravilloso que es el primer paso ideal para entrar en profundidad en la figura del de Providence.

El 99 es un año importante para Lovecraft, pues la editorial Penguin comienza a publicar sus textos en la colección Penguin New Classics, en tres volúmenes editados por Joshi. Esto supone el reconocimiento a nivel mundial de Lovecraft como escritor canónico, y a partir de aquí se produce un boom sobre Lovecraft, con muchísimas ediciones no siempre recomendables (de hecho, no recomendables en la mayor parte de los casos) de monografías sobre HPL. Vuelven a aparecer memorabilias, libros de recuerdos, cartas, etc., interesantes a nivel biográfico, pero pocos acercamientos originales, salvo honrosas excepciones. Entre ellas está el libro de David Oakes Science and Destabilization in the Modern American Gothic: Lovecraft, Matheson and King, un estudio de las relaciones ciencia-literatura-realidad en esos tres escritores tan queridos por un servidor. Un volumen original y diferente, desde luego, que ofrece un poquito de aire fresco a un panorama saturado de libros que dan mil vueltas a lo mismo sin aportar apenas nada nuevo.

Comienzan también a publicarse libros con ensayos 'perdidos' en el mundo del pulp, y hace un par de años, incluso, se publica un libro en España con motivo de la celebración de un congreso en la Universidad Carlos III de Madrid sobre la figura de HPL. Cuadernos del abismo, editado por Broncano y Hernández de la Fuente, incluye un puñado de artículos y de textos literarios en homenaje al autor. Algunos de los ensayos son notables, como el de Torres Oliver sobre las raíces góticas de Lovecraft.

Mirando el colectivo de lo que hay hasta hoy sobre Lovecraft (que me ha llevado algo más de tiempo que redactar esta versión condensada XD), puedo concluir y concluyo que sobre Lovecraft se ha escrito un volumen más o menos considerable de papel, pero la mayor parte es completamente prescindible por ser repeticiones de los mismos temas una y otra vez, y hay pocos ensayos sesudos y originales sobre el escritor. Espero que, en unos años, la cosa cambie y yo pueda colaborar a ello.

J.

martes, 2 de noviembre de 2010

Manifiesto por una universidad libre de pseudociencia y oscurantismo

Aquí os dejo, gracias a CienciaKanija (que a su vez lo toma de La Ciencia y Sus Demonios), un manifiesto que servidor ha suscrito gustosamente. Si lo creeis conveniente, unios a la firma.

MANIFIESTO POR UNA UNIVERSIDAD LIBRE DE PSEUDOCIENCIA Y OSCURANTISMO

Ante la cada vez más abundante proliferación de conferencias, cursos, seminarios y todo tipo de actividades que diferentes corrientes pseudocientíficas están desarrollando dentro del marco de las universidades españolas y latinoamericanas, tendencia que cristaliza en la reciente creación de una Cátedra de Investigación sobre Homeopatía en la Universidad de Zaragoza, los abajo firmantes (científicos, profesores, alumnos y ciudadanos en general) nos vemos en la necesidad de manifestar lo siguiente:

La colaboración entre la Universidad y la Empresa, así como con otros organismos y agentes sociales es enriquecedora, productiva y debe ser considerada como una de las prioridades de la política universitaria. Los acuerdos y contratos para la transferencia de resultados de la investigación a la empresa privada pueden representar una importante fuente de financiación para las universidades públicas; los cuales, desarrollados convenientemente, permiten una mayor productividad científica y la optimización de las aplicaciones de tal actividad. Sin embargo, creemos que no es justificable que la Universidad busque vías de financiación a cualquier precio, y aún menos si con ello pervierte su filosofía y fines fundamentales.

La Universidad Pública, como cualquier otro organismo de la administración, debe estar al servicio del ciudadano, manteniendo un contacto permanente con la sociedad de la que forma parte, mediante una comunicación constante que permita la sintonía entre el mundo universitario y las necesidades sociales. Para cumplir estos objetivos, la Universidad debe ser un adalid en lo referente a innovación y a exploración de nuevos caminos para el conocimiento. La Universidad nunca debe ser una estatua, sino una animación en constante movimiento.

No es posible entender la función investigadora y el compromiso social de la Universidad sin la imbricación con su papel fundamental en la formación de ciudadanos libres, capaces de enfrentarse al mundo mediante una mentalidad crítica que les permita escapar de las cadenas de la irracionalidad, la superstición y la ignorancia. Esta función docente, completamente consustancial a la institución universitaria, va más allá de las aulas, al representar la Universidad un referente en cuanto a conocimiento y racionalidad para toda la sociedad.

En este sentido, la Universidad juega un papel muy importante ante el avance que en la sociedad contemporánea están teniendo determinadas corrientes anticientíficas y antirracionales, que pueden suponer un significativo retroceso hacia el oscurantismo y la superstición, algo que se encuentra en el polo opuesto de los objetivos universitarios. Nos preocupa, como universitarios y como ciudadanos, que bien entrado el siglo XXI cada vez prolifere un mayor número de terapias más próximas a la magia que a la medicina, en muchas ocasiones amparadas por instituciones y empresas médicas profesionales; nos preocupa que presidentes de gobierno consulten astrólogos; que pulseras mágicas declaradas oficialmente fraudulentas sean portadas por ministros de sanidad y constituyan el regalo más vendido de las últimas navidades; que cada vez haya más ciudadanos que crean firmemente que las vacunas son tóxicas y nefastas para la salud; que aumente el número de enfermos que abandonan el tratamiento médico para abrazar alternativas esotéricas; nos preocupa muy seriamente que gran parte de la población vuelva a confiar más en los curanderos que en la medicina científica.

Nos preocupa que la Universidad pueda convertirse en un mercadillo que de cabida a cualquier alternativa irracional al conocimiento científico. Sólo una mal entendida apertura de mentalidad puede justificar que se enseñe alquimia en las Facultades de Química, ufología en las de Física o el diluvio universal en las de Historia. Ofrecer el foro universitario a las pseudociencias, en igualdad de condiciones con el conocimiento racional, no se traduce en ningún enriquecimiento cultural, sino en una validación universitaria de la superstición y la charlatanería. Difícilmente podremos educar a nuestros hijos sobre la inexistencia de bases empíricas en la predicción astrológica si van a encontrar en el campus universitario cursos de postgrado en astrología.

Reza una de las máximas en ciencia que la razón no debe aceptar algo como cierto sólo porque lo afirme mucha gente o porque lo suscriban personajes importantes, y que siempre es necesario detenerse ante cualquier afirmación y dudar sobre si es o no cierta. Esto obliga a actuar mucho más despacio, a sopesar cuidadosamente las opciones, a avanzar con cautela ante cualquier tipo de propuesta. Y esta es una de las cosas que creemos firmemente que debe enseñarse en las universidades.

Por todo ello, nos preocupa que la Universidad de cabida a cursos sobre acupuntura, a conferencias sobre creacionismo, a seminarios sobre astrología y a cátedras sobre homeopatía. Nos preocupa especialmente si no se enfocan como un debate crítico y un análisis racional, sino con un presupuesto de funcionalidad y validación científica de los que no sólo carecen, sino que están en frontal oposición al espíritu crítico universitario.

En el caso concreto de la homeopatía, aunque de igual aplicación para el resto de pseudociencias, no se ha demostrado científicamente ni su fundamento teórico (que contradice nuestros conocimientos sobre química y medicina más elementales), ni su efectividad más allá de un placebo. Décadas atrás, se destinaron importantes estudios a buscar una posible base en los postulados homeopáticos, los cuales no han variado significativamente en doscientos años, base que jamás se encontró.

Nos resulta extremadamente paradójico que mientras gobiernos europeos retiran fondos y apoyos estatales a la práctica homeopática, en España se instauren cátedras dentro de las universidades públicas. El aval que esto supone, sitúa a la homeopatía, a la astrología o al espiritismo dentro de la categoría de disciplinas universitarias; máxime cuando no nos encontramos exclusivamente ante una actividad de investigación sobre un fenómeno dudoso, sino ante una institucionalización dirigida a la formación y divulgación de estos postulados.

Consideramos por último, que si bien está justificado profundizar y destinar fondos a cualquier aspecto que pueda ser investigado, la especial situación económica actual convierte la inversión de esfuerzo y medios en este tipo de disciplinas totalmente desacreditadas en un acto de puro despilfarro de recursos, que podrían emplearse en líneas de investigación y docencia muchísimo más prioritarias.

Las personas que desde distintos estamentos y colectivos de la sociedad suscribimos este manifiesto, deseamos llamar la atención sobre este importante aspecto al conjunto de la población y, especialmente, a las autoridades académicas y gubernativas, confiando en que la razón acabe imponiéndose sobre la superstición y el oscurantismo.

FIRMAR EL MANIFIESTO

martes, 5 de octubre de 2010

En la Garra de U2

Hace aproximadamente un año me levanté temprano. El despertador me sacó de la cama a eso de las 6. El cielo estaba bastante gris, así que no me quedó otra que maldecir y coger un paraguas por lo que pudiera pasar. Salí de casa, me dirigí a la cola más cercana y me puse a esperar. Después de unas 3 horas y media, conseguí una entrada para ver mi segundo concierto de U2. No llovió.

Hace 5 días me levanté temprano. El despertador me sacó de la cama algo antes de las 7. El cielo estaba despejado, así que me dejé el paraguas atrás -si llega a estar encapotado, hubiese actuado igual-. Un tren me llevó a Sevilla con hermano y cuñada, y cuando quise acordar estaba en una cola, algo antes de las 10 de la mañana, con 900 personas delante.

Todo aquello estaba bastante bien organizado si lo comparamos con el infierno que viví hace cuatro o cinco años en Madrid, en el Calderón. Había muchísima sombra y bastante orden. Se presentaba un día largo y caluroso, que fue relativamente suavizado por unos fantásticos banquillos de 4€, croquetas, tortillas, fresas (sí, fresas), patatas fritas y demás historias.

Algo antes de las 5 de la tarde, como si de la mismísima final del mundial se tratase, accedí al Estadio Olímpico de la Cartuja por un túnel de entrada descomunal. Es la primera vez que me doy tamaña carrera por todo un campo de fútbol desde el concierto del Calderón...

Después de la carrera todo adquirió sentido. Estaba a escasos 5 ó 6 metros del escenario, en la parte del montaje conocida como el anillo. Detrás, a una distancia similar, me rodeaba una pasarela que formaba parte de la Garra. Miré hacia arriba, los 40 metros largos de hierro y altavoces que componían el mastodonte que me acababa de, literalmente, atrapar.

Pasó el tiempo, el sol se marchó (por fin!), escondido tras los muros del estadio. Aparecieron Interpol. Aburridísimos, insulsos y repetitivos. Más cansancio para el cuerpo. Más tiempo esperando. Llegó la noche. Y con ella, U2.

Eran las 21.45 aproximadamente, y durante las siguientes dos horas y cuarto dudé de si me encontraba en Sevilla o en algún vídeo musical marciano. La Garra es lo más brutal que he visto de puesta en escena en mi vida. Supera los montajes anteriores de U2, cualquier montaje que haya visto de los Rollings, de Rammstein... todo. La Garra te absorbe, te agarra, te zarandea. Y U2 la maneja. Cuatro tipos que van para viejos doman a golpe de cuerdas, voz y platos a una estructura descomunal, para evitar que nos aplaste tal demostración de tecnología y espectáculo. Porque, a fin de cuentas, estábamos viendo a U2, no un escenario.

Bono estaba en forma y se metió en el bolsillo a 80.000 personas en un momento. No parecía resentido de la espalda, y su voz se ha recuperado de aquella etapa oscura del PopMart. La selección de temas no fue nada arriesgada, salvo la muy gratísima sorpresa de 'Ultraviolet'. Mucho repertorio clásico y varios temas del último disco, así como alguna canción nueva. La versión de 'I'll Go Crazy if I Don't Go Crazy Tonight' fue demasiado movida para mi gusto. Se la cargaron. Eché muchísimo de menos 'Fez-Being Born', 'White as Snow' y 'No Line On the Horizon'. Tal vez en otra ocasión...

Es imposible describir todo el espectáculo, todo lo que se siente con cada canción de una banda que me ha acompañado durante media vida. La noche fue una fusión perfecta entre espectáculo de techno-circo y musical. El escenario se convierte en una sorpresa continua, con su infinito número de leds, pasarelas, puentes móviles, focos, proyectores de humo... Es tratar de verbalizar el por qué merece la pena acabar con dolores en las pestañas por dos horas de música.

Me estoy haciendo viejo. La siguiente será desde las gradas.

Eso dije también al salir del Calderón...

J.

jueves, 23 de septiembre de 2010

August Derleth asesinó a Lovecraft

Para que el nacimiento de una corriente artística o de pensamiento de cierta importancia histórica tenga lugar, es bastantemente frecuente que se produzca el freudiano fenómeno de matar al padre. Así, por ejemplo, el Romanticismo fundó sus cimientos con la pretensión de acuchillar los principios neoclásicos e ilustrados.

Ocurre que muchos discípulos también matan a su mentor para poder echar a volar. De manera más o menos bienintencionada, August Derleth traicionó y acuchilló por la espalda los principios filosóficos y literarios de Lovecraft.

Pero vayamos poco a poco. Derleth fue uno de los principales discípulos literarios de Lovecraft. Con él mantuvo muchísima correspondencia, y se convirtió finalmente en albacea literario de la obra del de Providence. Fue Derleth quién fundó la editorial Arkham House, y a Derleth le debemos gran parte del enorme trabajo de compilación y perpetuación de la obra de Lovecraft. Creo que es innegable el reconocimiento que se merece por esta labor, de todas todas.

Si todo lo que hizo Derleth por Lovecraft se hubiese quedado en la labor editorial, la academia y muchos de los lectores y seguidores en profundidad del trabajo de HPL le estaríamos eternamente agradecidos. Pero Derleth, además, pensó que tenía capacidad suficiente, junto con otro grupo de escritores -el denominado Círculo de Lovecraft-, de escribir relatos 'a la manera de Lovecraft', ampliando su pseudomitología, alterando significados y, en general, poniendo patas arriba la columna vertebral de gran parte de la obra del tito Howard.

Los Primigenios lovecraftianos (Cthulhu, Nyarlathothep & co.) no eran necesariamente malvados, ni personificaban el infierno, el mal o algo así. De hecho, un dios exterior no deja de ser una entidad que está más allá del entendimiento humano, es algo incognoscible que no entiende de blanco ni negro, de bien ni mal, de miedo o felicidad, y las formas de vida de nuestro planeta podrían tener para ellos el mismo interés y relevancia que para nosotros tienen las hormigas. De esa falla entre el conocimiento humano y la incapacidad de cognoscer el Mito de Lovecraft surge, en parte, el terror atávico y cósmico.

Cuando Derleth escribió, decidió darle un sesgo mucho más religioso y pueril a todo el asunto. los Primigenios, de repente, pasaban a formar parte del mal, y para equilibrarlos, Derleth creó nuevos dioses exteriores, que eran del bando 'de los buenos'. Todos ellos luchaban por salvar-aniquilar la especie humana. Simple, estúpido, manido y, ante todo, diametralmente opuesto a la filosofía de HPL. Por otra parte, en un alarde de cretinismo sin precedentes, Derleth aseguró que Lovecraft pretendía dar un carácter elemental a los Primigenios, siendo Cthulhu, por ejemplo, la representación del agua (obviemos, por tanto, el hecho de que el bueno de Cthulhu tiene alas y se encuentra sumergido bajo agua PRISIONERO en R'lyeh, tal y como agudamente apunta Mosig en Mosig at Last).

A Derleth, además, le debemos el ¿honor? de haber creado el término de 'Mitos de Cthulhu'. Varias voces se han alzado contra esta denominación -Mosig entre ellos-, prefiriendo el uso del término de 'Ciclos de Mitos de Yog-Sothoth'. Personalmente creo que el título adoptado por Derleth fue mucho menos representativo en su momento, ya que, desde luego, Cthulhu no deja de ser un Primigenio menor dentro de la cosmología lovecraftiana, si lo comparamos con Yog-Sothoth, que viene a ser el gran capo de estos bicharracos. Por ese particular, siendo Yog-Sothoth el origen y el final, la denominación yog-sothothiana es más apropiada a nivel formal, pero considero que hoy por hoy la figura de Cthulhu ha traspasado fronteras culturales, y está mucho más asociada a HPL que el bueno de Sothothy.

J.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Lo que hacen los mejores profesores universitarios

Con este título tan autoexplicativo se presenta uno de los libros que más me han hecho pensar en los últimos tiempos.

Ken Bain, autor del ensayo, expone en las páginas de Lo que hacen los mejores profesores universitarios los resultados de un trabajo de investigación de campo realizado en diversas universidades de toda índole (privadas, públicas, con mejores y peores rankings, en grandes metrópolis y pequeñas ciudades...). En dicho trabajo se ha analizado la forma de trabajar de más de medio centenar de profesores que, siguiendo diferentes criterios (entrevistas con ellos, evaluación y entrevistas con alumnos, resultados de los cursos que imparten, opinión de compañeros...), se han considerado como excelentes docentes.

El recorrido, ameno y didáctico -no podía ser de otra forma-, por la formas de ver la enseñanza de estos verdaderos maestros es un documento que clama por un cambio en la visión de la educación universitaria, un canto al intercambio de conocimientos y a la valoración del aprendizaje y de cada alumno como ente individual y único. El libro analiza el proceso de enseñanza-aprendizaje desde diversos ángulos, de la preparación de las clases a la evaluación, del trato al estudiante al cómo impartir la docencia. Pero que nadie se engañe, en los primeros compases ya se deja bien claro que el libro no pauta las fórmulas magistrales para convertirse de la noche a la mañana en un gran profesor universitario. Muy al contrario, en vez de dar recetas milagrosas, se reflexiona sobre el aprendizaje en sí mismo, y queda claro que para poder alcanzar unos niveles docentes magistrales se hace muy necesario un cambio de mentalidad del profesor medio en muchos, muchos aspectos.

Para mí, que me encuentro en los primeros compases de la enseñanza universitaria, el texto ha resultado ser un cúmulo de situaciones sobre las que pensar, un aporte infinito de ideas que no dejaban de corretear por mi cabeza conforme iba avanzando en las páginas (tal ha sido el estímulo que en ocasiones me dificultaba la lectura, pues me ponía hipotéticos casos prácticos mentales y empezaba a divagar bastante).

El libro es una obra de gran valor tanto para profesores como para estudiantes, un auténtico pozo de 'food for thought' para todos los que se mueven en el ambiente de la enseñanza universitaria y que sienten que algo chirría en las aulas en algunas ocasiones. Los planteamientos didácticos del selecto grupo de docentes son a veces sorprendentes, otras tremendamente obvios pero no tan fáciles de llevar a la práctica, pero siempre, siempre, teniendo presente que el proceso de enseñanza-aprendizaje es algo bidireccional, nunca unidireccional.

La reflexión última que, de manera bastante triste, se puede extraer del libro, es que, como ya he apuntado, los planteamientos que estas decenas de profesores poseen distan mucho de la media que se puede encontrar a nuestro alrededor. Un cambio en la concepción básica de la educación sería necesario para que más profesores así proliferasen en las aulas. Agarrarse al modelo tradicional es cómodo, tremendamente cómodo, pero paraos a pensar un momento en los profesores que realmente recordais: ¿qué era lo que los hacía engancharos? ¿qué sacó de vosotros? Yo lo tengo claro, y este libro ha confirmado mis sospechas.

J.

lunes, 30 de agosto de 2010

3 años 3

Tal día como hoy, hace 3 años, los Sueños en la casa de la bruja comenzaban su andadura. He querido alargar un poquitín la vuelta a la normalidad del blog para hacerla coincidir con este aniversario y, de esta manera, poder celebrar algo además del retorno :)

En los últimos tiempos, en este parón forzado, han ocurrido demasiadas cosas y demasiado deprisa, por lo que este blog quiere volver a recobrar un poco el rumbo. He estado pensando darle un lavado de cara general a la bitácora, pero no acabo de decidirme. Tal vez cambiar los imanes, la apariencia general, no sé... Por otra parte el que llega aquí y repite es porque le gusta, así que ¿por qué cambiar lo que ya funciona? ¿Qué decís?

Volviendo a los aniversarios... ¿qué mejor forma de celebrar la vuelta de los Sueños con una ración de frikismo? Tres apuntes, uno por cada año que cumplimos:

1.- Un servidor se marcha en octubre a la primera feria del videojuego gorda que se celebra en España, la Gamefest de Madrid. ¿Alguien más pasará por allí?

2.- La putada es que dicha feria coincide con el ya clásico Festival de Juegos de Córdoba, así que tendré que practicar el don de la omnipresencia un poco más.

3.- ¿Hay alguien por ahí, amén de Rompememes, que juege a Netrunner? Si me lees, hazlo saber... ¿Qué es Netrunner? Un juego de cartas coleccionables. EL juego de cartas coleccionables, de hecho. Descatalogado por todas partes, con un sistema de juego trepidante, ha sido desde siempre mi CCG favorito, y estas semanas hemos estado desenterrando y organizando las cartas. ¡¡Pero nos faltan jugadores!! :P

Bueno, lo dicho, queridos lectores... Los Cultes des Goules están activos de nuevo. Vigilad vuestros sueños y, sobre todo, vuestras pesadillas. Cthulhu os está observando una vez más, con las barbas llenas de mejillones y deseoso de carne humana.

J.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Resume

"Si ves que retrocedo no creas que estoy huyendo, espera, que estoy cogiendo carrera".

Volvemos en breve, con fuerzas renovadas. Gracias por su atención ;)

J.

jueves, 20 de mayo de 2010

Lovecraft: Avances y planes

Pronto se cumplirá el primer trimestre desde mi nunca poco anhelada firma de la plaza predoc FPDI. Esta entrada viene a servir de terapia de reflexión más que de otra cosa, y no se trata sino de una puesta al día de qué pasa con la tesis. Por otra parte, ese era el objetivo principal de los Sueños en la casa de la bruja originalmente, así que tampoco está tan mal...

Se podría pensar que tres meses es mucho tiempo, pero cuando entras en la dinámica de la universidad, te das cuenta de que se pasan en un suspiro. Antes de que se me empiece a acusar de vago, cafetero, chupóptero y demás lindezas que aceptaré de buen grado, queden expuestos mis razonamientos.

Se supone que a mí me están pagando por hacer una tesis doctoral, y con ese propósito llego todas las mañanas al despacho. Ahora me encuentro en una fase en la que, básicamente, me tengo que dedicar a leer más y más. Leo libros de señores sabios que dicen cosas un tanto raras, y luego tengo que reunirme con mi director de tesis para discutirlas -pasando antes por una tanda de dudas que suele acaparar la mayoría de las sesiones...-. Slavok Zizek (el nombre se escribe con algunos acentos que mi teclado no tiene o, si tiene, paso de buscar), por ejemplo, ha sido uno de los primeros traumas teóricos que he tenido. Alguien que unifica Lacan, marxismo y psicoanálisis y ofrece como resultado una visión de las ideologías no puede ser sencillo de tratar. The Sublime Object of Ideology, el primer libro que he afrontado de tan regio caballero, me tuvo leyendo a un ritmo vertiginoso de... no más de 12 ó 15 páginas por hora. Las conclusiones, una vez estudiado, repasado, discutido, releido... son interesantes y demasiado extensas para dejarlas por aquí reseñadas, pero es cierto que llegar a un puñado de muy intensas ideas me ha costado sangre, sudor y lágrimas. No me quiero imaginar cuando llegue a los Manuscritos Pnakóticos o al Necronomicon...

El caso es que ahora estoy revisando, una vez más, algunos ensayos clásicos sobre Lovecraft -Levy, Joshi, Houellebecq...- en busca de puntos de conexión con las ideas de Zizek. Además, ahora que soy oficialmente parte del Departamento, tengo a mi disposición una fantástica herramienta llamada préstamo interbibliotecario. Ya era hora. Si son capaces de encontrar la media docena de libros que les he pedido, merecerán un puesto de honor en el banquete de Cthulhu. Deberían ser el postre.

Pues hasta ahí, la teoría pura y dura. Ahora pasemos a los otros aspectos extra-académicos que consumen tiempo como lapas. Os pongo un ejemplo: En septiembre, si todo va bien, me marcharé de estancia a Nottingham durante tres meses, hasta antes de Navidad. La idea es que asista como oyente a un máster de teoría crítica bastante interesante que imparten allí. Bien, pues llevo casi dos semanas dedicándome casi exclusivamente a redactar informes, memorias, permisos... Dos jodidas semanas de papeles, vamos. Y encima voy mal de tiempo porque, oh sorpresa, la UCO reduce los plazos que pone la Junta porque a ellos les parece bien :| A la burrocracia, sumémosle consejos de departamento, reuniones de grupos de investigación, aburridos e inacabables cursos de formación, peleas con el pc, idas y venidas interminables a despachos, biblioteca, sala de informática, rectorado... Y sí, joder, también desayuno, que todos lo estareis pensando XD. En fin, el caso es que me pongo en el pellejo del que encima tenga que estar matriculado en un máster y se me caen los palos del sombrajo...

Ahora, desde luego, me creo eso de que las estancias son los periodos más provechosos y en los que realmente se hace la tesis...

Ah, y creo que a mí, a partir del año que viene, también me pilla el recorte salarial :O.

J.

domingo, 9 de mayo de 2010

Alicia en el país de C.S. Lewis

Vuelvo, después de un parón demasiado largo (culpad a la falta de inspiración, la desidia y la sobrecarga de lecturas para la tesis), comentando lo que para mí no deja de ser la confirmación de un hecho: Tim Burton está entrando en una peligrosa, aunque por otra parte comprensible, espiral de poner su 'atrezzao' trasero al mercado.

De toda la filmografía de Burton, creo que sólo El Planeta de los Simios (y tal vez Frankenweenie) quedan por debajo del nivel de Alicia. ¿Y qué hace que la Alicia del californiano caiga al submundo de Burton? Pues lo que ya se ha comentado por varios lugares: que estamos ante un producto con la inquietante y característica factura Burton, pero con un contenido digno de cualquier directucho de tres al cuarto.

Imaginemos que Lewis Carroll nunca existió, y tampoco lo hizo su obra literaria. Imaginemos ahora la siguiente historia: un personaje que vive oprimido en su mundo real inglés llega a un lugar fantástico, lleno de criaturas y seres extraños, y dividido en dos facciones enfrentadas, que no son otras que el bien y el mal. Este personaje que llega descubre, por medio de una profecía, que será el encargado de restaurar el orden de las cosas (orden que, por otra parte, consiste en devolver el bien a la posición de poder).

Ahora, recordemos obras como Narnia (tanto la versión fílmica como la literaria), El Señor de los Anillos (idem), Willow y tantas otras. Qué tópico, ¿no? Pues eso es la Alicia 2.0 de Burton, envuelta en su estética particular (y a ratos demasiado cansina ya) de árboles retorcidos, personajes esquizoides y fantasía pasada por el filtro del color ceniza. No hay más. La obra de Carroll no deja de ser un punto de partida sobre el que inspirarse para crear un producto vacío, previsible y estéticamente fiel al estilo del autor.

La mayoría de las virtudes que hacen de los personajes de Burton seres entrañables han desaparecido de este país de las maravillas. No hay equilibristas morales, sólo personajes histriónicos -un buen Depp- y ciertos gestos irónicos hacia otros -la Reina Blanca-, los buenos no tienen ese lado repulsivo que tenían Eduardo Manostijeras y La Novia Cadáver, y los malos son repelentes y su poder de atracción queda a años luz del que tuvieron el jinete sin cabeza o los cabezones alienígenas de Mars Attacks!. ¿Entretenida? Sí, lo es. ¿Innecesaria? También.

J.

lunes, 29 de marzo de 2010

Los juegos de mesa (I)

Hoy hace un día de esos en los que apetece salir a tapear por ahí (siempre y cuando no te joda la ruta un señor muerto de madera llevado a hombros por medio centenar de animales de bellota y seguido por varios miles de admiradores). La operación es sencilla: gafas de sol, terracita y salmorejo, croquetas y berenjenas fritas con miel. Así da gusto.

Tengo la teoría, que considero bastante obvia, de que ese gesto tan estupendo de irse de tapeo por ahí, ese sol que brilla ahí arriba, es el causante de que cuando a alguien le hablas sobre juegos de mesa, normalmente piensa en parchís, ajedrez, Monopoli y, con suerte, Atmosfear. El sábado, en el torneo de Ron & Bones, uno de los participantes contaba los problemas que tenía con su particular suegro para hacerle entender que NO iba a dejarle sus figuras de metal para que jugase el nieto, y que en realidad no era maricón por irse por ahí a jugar con muñequitos y dados estando en la treintena.

Evidentemente no todo el mundo es tan radical, pero cuando comentas que juegas a juegos de mesa algunos siguen mirándote como si te faltase un hervor, fueses un lunático o algo así. Durante mi estancia en los EE.UU. tuve la oportunidad de reforzar mi tesis sobre la relación inversamente proporcional entre buen clima y aceptación social de los juegos de mesa 'complejos' en círculos adultos. Mi maleta iba cargada con algunos juegos de cartas y mesa, y el T.A. francés también llevaba alguna cosa (y me hizo descubrir Ciudadelas y Werewolves of Miller's Hollow, un par de joyas). Curiosamente, la gente de Alemania, la rusa y los propios estadounidenses lo flipaban muchísimo con aquello y se apuntaban con naturalidad a un bombardeo enseguida. En España los juegos de mesa no están ni mucho menos tan extendidos como en lugares mucho más fríos y con un clima más hostil, donde la gente se reune en casa en vez de irse a menear el bigote a la terraza de turno. Alemania, por ejemplo, es cuna de grandísimos juegos de mesa, al igual que lo es Francia (aunque tengan fama de ser mucho más rarunos y conceptuales).

Desde este de post me gustaría aclarar que el mundo que rodea al juego de mesa va muchísimo más allá del parchís, que bajo este término muchas veces se engloban cuarenta cosas más, y soy el primero que a veces utiliza el término para referirse, inapropiadamente, a juegos de cartas (hay vida más allá de la brisca, el cinquillo y el tute) o de estrategia con o sin figuras (el mundo no termina en el dominó).

Siendo una tropa de hermanos, en mi casa el juego de mesa ha estado siempre presente, desde las ediciones de CEFA de El Imperio Cobra y similares. El primer paso hacia el juego de mesa que disfruto hoy en día fue Heroquest, hace ya una pila de años. Después hubo una lógica etapa de rol y juegos de miniaturas a gran escala (que se comían una tarde completa sólo en ponerlos sobre la mesa). Con la edad, la vida se complica y el quedar de forma más o menos constante para jugar una campaña de rol se hace verdaderamente imposible, por lo que en los últimos 5 ó 6 años he vuelto, una vez más, al mundo del juego de mesa, ahora con recursos económicos, internet y una perspectiva más amplia. Yo mismo me vi sorprendido en ese momento de todo lo que había disponible en el mercado internacional.

No es una exageración afirmar que hay miles de juegos de mesa diferentes, con todo tipo de temáticas y sistemas de juego. Los hay tremendamente sencillos, que se pueden jugar con un tablero del tamaño de un posavasos, y los hay terriblemente complejos, con tableros kilométricos, infinidad de reglas y cartas y de una duración de 4 ó 5 horas (como mi amado Arkham Horror, basado en el universo de H.P. Lovecraft).

Aunque también existen, los juegos tipo 'tira el dado, mueve casilla y roba carta', en los que el azar tiene demasiada importancia, son lo menos común. Los juegos de mesa suelen tener una cierta estrategia, y el objetivo no tiene por qué ser siempre ganar al resto de jugadores. En ocasiones, se juega CONTRA el propio juego de forma cooperativa. En otras, se juega un grupo contra otro. Hay juegos sobre cualquier cosa que se te pueda ocurrir, desde líneas ferroviarias (Aventureros al Tren) a explotaciones agrico-ganaderas (Agricola), pasando por campañas electorales entre Kennedy y Nixon (1960. Carrera Hacia la Casa Blanca) y juegos deportivos (Bolide) o de preparar pizzas (Mamma Mia). Hay juegos complejos, sencillos, para un solo jugador, para 20, sesudos de muchísima estrategia, de aniquilar a todo lo que salga... para todos los gustos.

En sucesivas entregas comentaré algunos de mis favoritos, que ya han surgido por aquí. Olvidaos de La Oca. Las cosas han cambiado. Y mucho. ;)

J.

Actualización: Pues menos mal que no me he ido a tapear, porque se ha puesto diluviar con ansia... voy a ver quién se apunta a alguna partida de algo en casa XD

jueves, 18 de marzo de 2010

Enterrar a los muertos

Parece mentira que, por una vez que me salgo -por puro placer- de mi mundo literario particular, ese por el que pululan monstruos, demonios, vampiros, zombis y demás, sea para meterme en un libro que se titule Enterrar a los muertos. Y no, la verdad es que el libro de Ignacio Martínez de Pisón no tiene nada de gótico.

Es difícil discernir si Enterrar a los muertos es una novela, un ensayo, un trabajo de rigurosa investigación histórica o todo junto al mismo tiempo. Martínez narra la desaparición y asesinato de José Robles en la España de 1937, en plena guerra civil. Lo que me llevó hasta este libro fue que Robles se encargó de traducir al español Manhattan Transfer, de John Dos Passos, con el que tuvo una buena amistad. Dos dedicó gran parte de su vida a intentar esclarecer los acontecimientos que rodearon la muerte de Robles, y en el tiempo que pasó en España tuvo la oportunidad de aproximarse a Hemingway, que también pasaba por allí, y con el que mantuvo una relación de amor-odio.

El tema de la Guerra Civil española, cansino y explotado hasta la saciedad, y bastante anodino ya para mí, es recuperado por Martínez de Pisón con un riguroso estudio metaliterario que sirve para poner de manifiesto la intrusión de Rusia en la organización republicana, la desorganización que llevó a perder la guerra a dicho bando y, en general, la impotencia del individuo frente a los hilos ocultos que perdonaban vidas de la misma manera que las quitaban.

De la lectura del libro se pueden extraer bastantes conclusiones. Una de ellas, la más obvia, es el TREMENDO trabajo de investigación que hay detrás de las páginas. Basta acercarse a la bibliografía que incluye para hacerse una idea. Por otra parte, y a título personal, me ha ratificado algo que ya sabía: la historia no es mi fuerte, ni siquiera a nivel nacional. Pese a poder seguir la narración con soltura, el aporte de datos, nombres, organizaciones... es tan masivo que a veces me daba la sensación de que yo, como lector de historia, soy un auténtico inútil. El sistema de notas, por otra parte, es bastante inadecuado. Amén de estar todas incluidas al final del libro, en vez de a pie de página (que, personalmente, es como me gustan), no están siquiera numeradas, no hay llamadas ni nada que las identifique, por lo que es prácticamente imposible seguirlas.

No obstante el libro es magnífico. El retrato de Hemingway como tipo duro metido hasta la médula en la lucha armada, caiga quien caiga, me resultó de lo más esclarecedor, y contrasta y enfrenta las ideas mucho más pacíficas del propio Dos Passos. Y lo que es más difícil todavía... conseguir que un ensayo tan riguroso enganche en su lectura no es una tarea sencilla en absoluto.

J.

jueves, 4 de marzo de 2010

Para enmarcar

La primera semana de marzo ha sido, desde luego, para enmarcar. Sin duda la recordaré como un punto de inflexión en mi carrera investigadora. El lunes, 1 de marzo (sí, era festivo, qué le vamos a hacer), fue mi primer día de trabajo como predoc. Lo celebré levantándome a las 12.30 de la mañana :P. Y ayer, después de demasiado tiempo, defendí la tesina de máster, titulada "The Influence of E.A. Poe in the Narrative Work of H.P. Lovecraft: A Narratological Approach". El resultado: Sobresaliente (9). Una cosita menos, ala. Oficialmente el máster está terminado, tengo el equivalente al antiguo DEA y ahora empiezan los trámites de matriculación de la tesis, etc. etc.

Es curioso que este blog nació con la idea de hacer llegar a la mínima parte del mundo que lo encontrase el desarrollo de la tesis. De eso hace ya 241 posts y algunos años. El caso es que, por motivos más que evidentes, esto se ha convertido en otra cosa. Bueno, en realidad en muchas más cosas además del seguimiento investigador. Pero creo que estos últimos días, este post y el anterior en particular, marcan un antes y un después en la vida del blog. Es como si ahora cobrase todo más sentido.

Los retos que se me han planteado ahora son los siguientes:

- Volver a tener permiso para sacar libros de la biblioteca de la Facultad (prueba superada).

- Conseguir un ordenador para el despacho. Si es un mini mac, mejor que mejor.

- Desconectar un poco de la tesina, Lovecraft en general y Poe en particular, y centrarme de nuevo en el mundo de la teoría y crítica literaria. Con eso empezamos hoy mismo :).

- Ir planteando las estancias. Nottingham se vislumbra como primer destino, no sé si este año 2010 o a principios de 2011.

Os iré manteniendo al corriente de los avances... Por raro que parezca, ¡¡¡conseguir el ordenador es lo que parece más complicado!!!

J. (feliz como una perdiz)

jueves, 25 de febrero de 2010

7 meses después...

Ayer estuve en Granada, en una reunión con el Secretario General de Universidades de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa. Estuvimos haciéndole varias preguntas sobre el estado de nuestras becas, estuvo intentando justificar lo injustificable -¡culpándonos a nosotros del retraso, por ejemplo!- y se comprometió a arreglar determinados aspectos para subsiguientes convocatorias (ya que lo nuestro ya no tiene arreglo, que por lo menos los que vengan detrás lo tengan un poquitín más fácil). Ese, desde luego, era uno de los puntos más importantes de la reunión. Pero el momento cumbre, razón final de haberme pegado un madrugón para estar allí a las 9.30 de la mañana, fue que, algo antes de las 11 de la mañana del 24 de febrero de 2010, 7 meses casi exactos desde que me notificaron la asignación provisional de la beca FPDI, el señor Secretario firmó la propuesta definitiva, que desde ese momento entraba en vigor. A partir del 1 de marzo soy, oficialmente, becario predoc del Departamento de Filología Inglesa de la Universidad de Córdoba.

Para rematar la jugada, e ironías de la vida, 10 minutos después, mientras me tomaba un café, me llamaron de la sección de Personal de la Universidad, para cubrir una baja de maternidad de una compañera. Oh, lo siento mucho, caballero. Ahora sí que sí, tengo una predoc de 4 años y no puedo compatibilizarla con la interinidad.
Así que en la última semana he terminado la tesina, he depositado la misma y se han resuelto las becas-contrato. Corren buenos tiempos para los cultos Cthuloideos, que ya iba tocando.

J.

lunes, 22 de febrero de 2010

Puesta al día

Hace ya casi 7 meses que me notificaron la concesión de la predoc, y aquí sigue el lobo sin venir. Las últimas novedades que puedo comentar es que el tema ha aparecido en prensa nacional, aquí. Al día siguiente de que esta noticia apareciese en los medios de comunicación, se convocó una reunión con el Secretario General de Universidades de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa (si cuando quieren ser eficientes, no veas...). En dicha reunión, a la que pude asistir de forma 'telemática', se nos pidió disculpas por los retrasos, dando unas explicaciones poco satisfactorias a los mismos, y sin ofrecer ninguna garantía de que no se vuelvan a repetir en sucesivas convocatorias (parece ser que las FPDI de 2008 sufrieron el mismo problema). Además, el Secretario se comprometió a que la resolución definitiva estaría en el BOJA antes de 3 semanas, esto es, antes del 10 de marzo.

La parte positiva de todo esto es que tenemos un compromiso verbal de boca de un cargo. La parte negativa es que esa milonga de las 3 semanas la llevamos escuchando desde septiembre, y como que ya no tiene credibilidad. Aunque según se rumorea, parece que esta vez va en serio. Y sí, eso también lo he escuchado alguna vez más en los últimos 7 meses.

Mientras, he sido padre. Mi criatura tiene tamaño A5, pesa algo menos de un centenar de páginas y se llama The Influence of E.A. Poe in the Narrative Work of H.P. Lovecraft: A Narratological Approach. Ha nacido hoy mismo en la imprenta, y ha sido el fruto de muchos meses (concretamente casi dos años) de trabajo discontinuo. Las últimas semanas han sido intensas y con bastantes quebraderos de cabeza, pero la verdad es que se queda uno como nuevo cuando termina la tesina. En otro momento os contaré de qué va exactamente, pero me debería de servir como un buen sustrato para sembrar la tesis doctoral, que retomaré en el momento en que defienda la tesina (a principios de marzo).

Ahora mismo hay encima de mi escritorio una treintena de libros, papeles, apuntes, notas, ensayos... Reina el caos, que diría Lars Von Trier. Pero ME DA IGUAL. Hoy, porque yo lo valgo, me voy a pasar toda la tarde haciendo nada. Ya he actualizado el blog, que es más de lo que pensaba hacer. Que ustedes lo disfruten, como yo disfrutaré del placer de leer un libro por gusto. Y sí, será de vampiros. :)

J.

martes, 9 de febrero de 2010

Comunicado

BECARIOS FPDI DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA RECLAMAN SU INCORPORACIÓN INMEDIATA A SU PUESTO DE TRABAJO QUE DEBIÓ PRODUCIRSE EL 1 DE OCTUBRE DE 2009

Andalucía, 9 de febrero de 2010

El 27 de julio de 2009 la Junta de Andalucía notificaba a los candidatos a las becas FPDI de convocatoria 2009 (BOJA Nº 47 de 10 MAR 2009) que la la adjudicación de plazas había sido realizada. Muchos firmamos la aceptación de la plaza con la esperanza de una incorporación anunciada en la propia convocatoria para el 1 de octubre en caso de no existir ningún tipo de retraso, algo que nadie esperaba, dadas las fechas de la primera notificación. Seis meses después, dicha incorporación todavía no se ha hecho efectiva.

Durante todo este proceso los futuros becarios han tratado de obtener noticias sobre cuándo se produciría la incorporación a sus puestos de trabajo. En los diferentes puntos de información de la Consejería de Innovación se han ido anunciando diferentes fechas de incorporación de los becarios, llegando incluso a recibir personas distintas información contradictoria al respecto durante la misma jornada.

Casi a diario se ha mentido a los candidatos con la promesa de que en una o dos semanas quedaría solucionado el asunto. Incluso a finales de diciembre, se prometía que haría efectiva la resolución de plazas. Ante estas falsas promesas, muchos de nosotros hemos rechazado otros trabajos pensando en que merecía la pena esperar unas semanas. Tampoco nos hemos apuntado a las listas del paro, mientras que otros han optado por resignarse, y hoy están trabajando en una empresa o cubriendo bajas de la Administración Pública.

Mediante este escrito queremos denunciar:

1. La actitud irresponsable de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa.

2. La descoordinación y desinformación hacia los candidatos por parte de los miembros de la Consejería que llevan 6 meses pasándose el tema de unos a otros, sin aclarar absolutamente nada.

3. El daño que produce sobre la investigación en Andalucía el abandono y la dejadez que la Junta de Andalucía demuestra en el trato hacia los futuros doctorandos.

Y exigimos:

1. La incorporación inmediata de los becarios FPDI a sus puestos de trabajo.

2. La explicación pública y publicitada por parte de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa sobre los hechos denunciados en este escrito.

Más información:

- Sucesión de eventos y falsas informaciones en los foros de Discusión de la Federación de Jóvenes Investigadores/Precarios. Aquí.

- Anuncio de las becas FPDI en BOJA Nº47 de 10 MAR 2009. Aquí.


martes, 2 de febrero de 2010

Avatar y el cine

Después de varias semanas de margen, esperando a que las hordas de público dejasen de acudir a las salas, me cansé de esperar (en parte también por la acumulación de trabajo cinematográfico que tengo, y lo que está por venir), así que me lancé a ver Avatar.

Se han escrito tantísimas cosas ya sobre la película, que supongo que poco o nada nuevo podré aportar, pero bueno, a ver qué os digo...

Técnicamente, tal y como cabía esperar, Avatar es una obra maestra. El empleo de la tecnología con fines cinematográficos ha sido una de las obsesiones de Cameron durante toda su carrera, así que esta vez no iba a ser menos. Es una película hecha para ser vista en 3D, con unas escenas pensadas para ser casi acariciadas por el espectador. A nivel de fotografía, sonido, escenarios, cámaras, efectos especiales y, sobre todo, color, es probablemente lo más grande y brutal que se haya hecho hasta la época en pantalla grande. Que Cameron saca rendimiento a lo que la ciencia le pone al alcance es indiscutible. Todo esto hace ya que Avatar sea una película que, desde luego, hay que ver para comprender hasta dónde se puede llegar en el mundo del cine y, más que ninguna otra, verla en pantalla grande y en 3D. Nada de verla online o en tu casa cuando salga el dvd. Craso error. Y sí, pese a todo lo que voy a decir a continuación, es de las películas que HAY que ver.

Hasta aquí, todo fenomenal. Los no pocos problemas de Avatar están en otro sitio, y es que la película es un coñazo a nivel narrativo. El guión de la cinta no es malo en sí, es simplemente tan previsible, infantil y ecológico que cansa hasta decir basta. Los personajes son un cúmulo de estereotipos uno detrás de otro, las escenas son una amalgama de situaciones enlatadas vistas ya mil veces antes, y las 3 horas de orgasmo visual bien podrían contarse en la mitad de tiempo. Pero ahí está el problema, ya que si se cuenta en 90 minutos, la mitad de las escenas realizadas por y para demostrar quién manda en el 3D cinematográfico y en tecnología en general tendrían que ser descartadas. La mayor parte de la película da la impresión de estar realizada simplemente como un manual de cómo hacer cine espectacular y épico en tres dimensiones, sin aportar absolutamente nada a la cinta, salvo un entretenimiento que al rato se convierte en sopor. Incluso la larguísima batalla final se me hizo interminable, algo destacable considerando que me gusta más una batalla épica que a un tonto un lápiz. Suena a tópico pero... ¿efectos especiales al servicio del guión o guión al servicio de los F/X? Aquí no hay duda.

Discutiendo con un amigo, me decía que Star Wars me gusta y el guión es igual de malo. Creo que no, creo que lo que distingue Star Wars de Avatar es, precisamente, que su guión engancha. Es un culebrón, sí, pero engancha. En la película de James Cameron no engancha nada, porque ya se sabe todo lo que va a pasar, absolutamente todo, cuando llevamos media hora de proyección.

Los hermanos Wachowski demostraron con la primera entrega de Matrix (con la segunda no, desde luego, y la tercera ni la he visto...) lo mismo que Alex Proyas ya anticipó en Dark City, y es que tener un buen guión no es incompatible con los efectos especiales.

Creo que todos los que hemos visto Avatar coincidiremos más o menos en que la película será un punto de referencia en el que se mirarán la inmensa mayoría de las superproducciones de ahora en adelante, al igual que ya ocurriera con otras obras de Cameron, como Terminator 2. Como ya ocurrió con Titanic, se llevará chiquicientos premios y será un paso de gigante más en la recalificación de eso que llamamos 'la magia del cine'.

Pero será que me estaré haciendo viejo, intelectualoide, o yo qué se: a mí me hubiese gustado que me contasen algo no tan obvio. Reconozco que es de obligado visionado para saber hacia dónde vamos y porque supongo que dentro de 60 años se hablará de ella como hoy hablamos de Ben-Hur, pero a mí me aburrió incluso sabiendo a lo que iba y habiéndome dejado el cerebro en casa.

J.

miércoles, 20 de enero de 2010

Que viene el lobo

Hace un tiempo me quedé atontado viendo una fotografía que había ganado un importante premio internacional de fotografía de naturaleza. La imagen en cuestión es ésta.

Es posible que ya hayáis visto antes la instantánea, debido a la polémica que ha levantado, ya que le han retirado el premio al fotógrafo pues parece ser que el lobo estaba amaestrado, algo que incumple las normas del concurso. Un análisis más detallado del asunto, en esta página -en inglés-.

A mí, la verdad, me trae al pairo que la foto esté amañada o no. Si el fotógrafo no se ha acogido a la normativa del concurso, mala suerte para él y su reputación, que se queda sin premio y con un borrón importante a nivel internacional sobre su nombre. Pero el caso es que, sea como fuere, la imagen es un verdadero pasote. Sea el lobo amaestrado o salvaje, la fotografía tiene un trabajazo enorme, y verdaderamente es de enmarcar. Que cumpla las normativas de un concurso en particular, eso ya es otra historia.

El caso es que esta foto me ha recordado que llevo casi 6 meses escuchando un 'que viene el lobo', siendo el lobo la publicación en el BOJA de las predoctorales. Y en esos 6 meses, el lobo sigue sin aparecer. Y tanto me lo han repetido ya, que viene el lobo, que viene el lobo, que al final he desmontado el equipo fotográfico y me he desentendido del asunto. Que venga cuando le dé la real gana, que la verja se la he dejado abierta para que no tenga ni que saltarla. Mientras, sigo haciendo avances sobre Lovecraft. Sin cobrar, claro. Pronto os cuento algunos resultados.
J.

jueves, 7 de enero de 2010

La perra de Tíndalos

La vuelta a la normalidad ha sido, de lejos, de todo menos una vuelta a la normalidad. Y es que ayer la familia se hizo más grande. Los Magos Republicanos, entre filmografías completas de Kubrick, un par de esperadísimos juegos de mesa, libros y demás frikadas, se dejaron caer con el hechizo de invocación de perros de Tíndalos. Lo puse en práctica tras varias horas de memorización y, de la esquina del salón de mis padres, surgió la señorita Mina -sí, por Mina Harker, quasi acosada por Drácula-. Tonta, desde luego, no es... tardó 20 minutos en descubrir las virtudes del brasero.

Aquí os dejo con ella, para comenzar bien la vuelta al cole. Y recordad que si se le mete entre ceja y ceja, os buscará a través de océanos de tiempo para comeros y babearos. No os dejeis engañar por su aspecto inofensivo...



J.

sábado, 2 de enero de 2010

Invisible, de Paul Auster

No puedo negar que Paul Auster es una de mis debilidades desde que lo descubriera en aquellos maravillosos años de vida estudiantil universitaria. Cuando aparece un nuevo libro suyo tardo lo justo en buscarlo y, en un alarde de favoritismo digno de la madrastra de Cenicienta, lo cuelo de mala manera el primero en la lista de 'pendientes por leer'. Travels in the Scriptorium y Man in the Dark, sus hasta ahora dos últimas obras, me encantaron. Invisible, su último trabajo, me ha parecido una joya.

Estamos en una época, por si no os habeis dado cuenta, en la que hay una insólita proliferación de zombis en las artes, principalmente en literatura y cine, aunque también en fotografía e incluso escultura. Paul Auster se ha sumado al carro con su particular libro de resucitados. Pero antes de arquear una ceja y preguntaros qué coño está pasando con el neoyorkino, me explico. Invisible es un libro de zombis a la manera de Auster. No hay cadáveres putrefactos andando por las calles en busca de cerebros, ni pandemias, ni motosierras o bates de beisbol. No hay sangre -casi-, y no hay escenas gore o terroríficas. El zombi de Paul Auster es diferente. Es un revenant, sí, es una figura que regresa de su tumba, ya sea física o metafórica, y vuelve en forma de cartas, de recuerdos, de libros e historias no publicadas. Invisible se nutre sistemáticamente de aquello que vuelve: de los amigos que reaparecen cuarenta años después para pedir ayuda y purgar los pecados, de los recuerdos que atormentan una y otra vez la existencia, de la pregunta infinita '¿Podría haber hecho algo?', de la tarde infantil de juegos con tu hermana.

Invisible conjuga al Paul Auster más puro con algo nuevo. La carga sexual de la novela es la más alta de su trayectoria, sus malabarismos narrativos son más escasos, los niveles textuales no te absorben como lo hacen, por ejemplo, en Oracle's Night. Vuelven los cuadernos, los manuscritos, el escritor, Nueva York, la casualidad -pero menos-. Pero también llega París, una isla tropical perdida y un amor prohibido. Vuelve la investigación casi policial, pero también un contenido que, en contra de lo normal en Auster, prima con creces sobre la forma. Podría hablarse del Ciudadano Kane particular del autor, pero tampoco sería del todo preciso.

Es complicado hablar del argumento de Invisible sin destripar la novela, por lo que todo lo que se puede decir es que Auster está en plena forma y parece haber salido del peligroso encasillamiento con el que venía coqueteando, sin dejar de lado sus filias, fobias y obsesiones. Los zombis de Auster, ya lo dije, no dan miedo en la mayoría de los casos. Fascinan por sus encuentros. Iluminan, son humanos, devoran sentimientos propios y revuelven los ajenos. Así da gusto dejarse masticar.

J.