jueves, 20 de noviembre de 2008

Erik el Rojo

No hay mucho que contar sobre Erik el Rojo. No hay duda de que, como indican las solapas, Manuel Velasco es un especialista en el mundo vikingo, pero de ahí a ser un gran escritor, hay un camino.

Existen diversos problemas con el libro, problemas básicos, estructurales. En primer lugar, más que una novela histórica-fantástica o como se quiera llamar, estamos ante una sucesión de recuerdos, más o menos conectados, de un Erik anciano sobre su etapa de llegada a la edad adulta. No hay un eje conductor poderoso, y toda la acción viene a quedar un tanto 'flotante', en el aire.

Existe un cierto mundo mágico, animista, telúrico, que aparece en determinados puntos del texto, pero no acaba de surgir con fuerza, por lo que no podemos considerar la novela como un producto de género fantástico, aunque bien es cierto que tampoco es una novela histórica pura.

Por otra parte, Velasco parece utilizar la forma de novela para presentar sus conocimientos del mundo vikingo. Me parece loable y muy respetable, pero a veces la trama parece más una excusa para camuflar lecciones sobre el mundo nórdico, que acaban por ser repetitivas o, al menos, previsibles.

No menos problemático es el aspecto formal de edición. Buen papel, buena calidad de imprenta, pero una innumerable cantidad de erratas y, a veces, dañinas faltas de ortografía, plagan todo el texto. Además, el glosario está incompleto.

En el lado positivo de la balanza, el libro está bien escrito -si obviamos las erratas/faltas ortográficas-. La narración es llevadera y las 180 páginas se leen con soltura, aunque tengo la impresión de que un volumen mayor de páginas hubiese terminado siendo excesivamente pesado con tanta 'lección magistral de vikingos'. Y, no se puede negar, se aprenden cositas sobre la forma de vida de las huestes nórdicas.

J.

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