domingo, 9 de agosto de 2009

Planes

Comienzo a aterrizar en la realidad tras la concesión de la FPDI, y el horizonte está empezando a plagarse de planes y, sobre todo, muchísimos libros. Junto con uno de mis directores de tesis, hemos planificado un posible esquema para el futuro, incluyendo las futuribles estancias. Todavía es bastante pronto para asegurar nada, pero parece que estamos más o menos de acuerdo en que dos destinos inamovibles serán, por este orden, Nottingham, donde hay una muy buena escuela de teoría literaria, y Estados Unidos (¿Providence?), pais al que le debo, entre otras cosas, mi entrada en la blogosfera hace 3 años. Nos queda, mínimo, un tercer destino, que tal vez podría apuntar a Toronto, donde hay una biblioteca que quita el hipo. Pero ya digo que todo esto es adelantar demasiado los acontecimientos.

Mientras, y para ir abriendo boca con lo que se me viene encima, comienzan a aparecer muchísimos títulos de teoría crítica literaria en la estantería, muy serios todos, ordenados y silenciosos, esperando turno para ser subrayados, anotados, releidos y puteados en general por un servidor. Ahora sí que sí, creo que el leer por placer se va a reducir a escasos momentos de paz durante los siguientes 4 años ya que ahora la prioridad es empaparme de crítica marxista, postestructuralista, deconstrucción y un sinfín de cosas más con nombres raros y contenidos más raros aun. Y yo encantado.

El caso es que he vuelto a revisitar a un teórico del que hablé hace un tiempo por aquí. Se trata de Vladimir Propp, que me va a servir para hacer algo interesante con la literatura gótica si todo va bien. Ahora que vuelvo a la Morfología del cuento (parece que hay alguna alineación planetaria que hace de la Morfología una ciencia recurrente en mi vida), me doy cuenta de lo tremendísimamente metódico que era este tipo, de cómo sale estructuralismo por todas las partes de su ensayo, pero sin embargo luego tiene algunos puntos de lo más dejados, que simplemente elige porque a él le parece bien, y no ofrece ningún tipo de explicación convincente (tal como el corpus al que reduce su estudio).

No obstante, si obviamos esos ataques de aleatoriedad que acusa el ruso, cuando me enfrento a textos estructuralistas como el suyo es cuando más me ayuda el perfil de ciencias que tengo, ése que cada vez está más escondido y ya no me deja ni contar con pericia :P. Me resulta tremendamente cómodo e interesante el análisis tan bien estructurado, tan matemático, que Propp realiza del cuento maravilloso. Es un 2+2=4, y se me antoja fascinante que alguien se atreviese, en los años 30 del siglo pasado, a casi mezclar estadística con literatura y folklore. Lo suyo no deja de ser un estudio de campo en toda regla, y si en vez de cuentos y funciones narratológicas hablase de niños y rasgos físicos, bien podría pasar por un estudio de ciencias puras...

...si obviamos, una vez más, que los cuentos no babean, no chillan, no se pegan cabezazos con las paredes, no moquean, no cuestan tanto dinero, no te muerden en la pierna y no lloran. Me quedo con los libros.

J.

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