martes, 6 de octubre de 2009

[REC]flexiones

Sí, esto va de [REC]2, la película. Hay spoilers más o menos sutiles a lo largo de todo el texto...

[REC] me pareció una película fresca y muy muy original, algo que, aunque suene a tópico, es complicado de encontrar hoy en día en el cine de terror, y más si es de ámbito nacional. La secuela, [REC]2, tiene como principales defectos, entre otros, el intentar arrastrar y superar las virtudes de su predecesora. La cinta original dejó el listón muy alto, y era misión casi imposible superarlo.

El uso de la cámara en mano, que bien podría haber sido el principal obstáculo de esta segunda parte, ha sido superado con éxito, dando un giro adicional y añadiendo más cámaras y perspectivas al metraje, que crea una especie de rompecabezas narrativo no complejo, pero sí divertido de montar. Los problemas de [REC]2 son más estructurales, y creo que la mayoría de ellos derivados de una primera parte que era brillantemente hermética y claustrofóbica, y que dejaba poca cabida a continuaciones sin meterse en arenas movedizas, que es lo que han hecho Balagueró y Plaza. Intentar explicar científica y religiosamente qué está ocurriendo en ese edificio de Barcelona es un error con el que esta secuela carga desde el primer momento, y abrir -más o menos metafóricamente- las puertas del bloque y dejar que aquello se convierta en una verbena sangrienta es otro. Y es que aquella comunidad se llena de demasiada gente: curas, más bomberos, fuerzas especiales, niños, muñecas hinchables... y todo pierde la sensación estanca que hacía fuerte el filme original. Por si fuera poco, el final deja claro que habrá una tercera parte en la que todo saldrá a la calle.

Ahondar en aspectos que quedaron más o menos abiertos en la primera parte podría haber sido un acierto, pero mezclar los exorcismos con propagaciones víricas hace que los dientes rechinen. Meter más zombis correteando está bien, pero otorgarles habilidades que no muestran en la primera parte es un desastre. Salpicar de homenajes a El exorcista, 28 semanas después y al cine de terror japonés el metraje se agradece, pero que a veces todo sea demasiado evidente tampoco ayuda. Atar cabos es conveniente, pero dejar muchos más abiertos es tramposo. Volver con Manuela Velasco es de agradecer, pero hacerlo de una manera tan forzada y poco convincente hace que todo se desmorone. Cuidar al máximo el no caer en fallos de raccord es loable, pero hacer un guión inconsistente no tanto (¿por qué el bombero se enfada tantísimo cuando descubre que han seguido a los chicos cuando él mismo se deja la tapa de la alcantarilla abierta?!?!?!?!)

No obstante, no podemos obviar las partes positivas, que las hay. El montaje es muy bueno, como ya he comentado, gracias al uso de las diversas cámaras subjetivas. La atmósfera malsana del ático acapara gran parte del metraje, y es incrementada con nuevas áreas, a la manera de un dungeon rolero. Además, se juega con ciertas situaciones claustrofóbicas que recuerdan a "Las ratas del cementerio" de Henry Kuttner, o a cierto pasaje de El resplandor, de Stephen King. Todo con mucho acierto. El visionado se disfruta si dejamos en casa el cerebro, eso es innegable. Pero en el momento en que se rasca un poco en la superficie, todo se cae. Lástima.

J.

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