Parece mentira que, por una vez que me salgo -por puro placer- de mi mundo literario particular, ese por el que pululan monstruos, demonios, vampiros, zombis y demás, sea para meterme en un libro que se titule Enterrar a los muertos. Y no, la verdad es que el libro de Ignacio Martínez de Pisón no tiene nada de gótico.
Es difícil discernir si Enterrar a los muertos es una novela, un ensayo, un trabajo de rigurosa investigación histórica o todo junto al mismo tiempo. Martínez narra la desaparición y asesinato de José Robles en la España de 1937, en plena guerra civil. Lo que me llevó hasta este libro fue que Robles se encargó de traducir al español Manhattan Transfer, de John Dos Passos, con el que tuvo una buena amistad. Dos dedicó gran parte de su vida a intentar esclarecer los acontecimientos que rodearon la muerte de Robles, y en el tiempo que pasó en España tuvo la oportunidad de aproximarse a Hemingway, que también pasaba por allí, y con el que mantuvo una relación de amor-odio.
El tema de la Guerra Civil española, cansino y explotado hasta la saciedad, y bastante anodino ya para mí, es recuperado por Martínez de Pisón con un riguroso estudio metaliterario que sirve para poner de manifiesto la intrusión de Rusia en la organización republicana, la desorganización que llevó a perder la guerra a dicho bando y, en general, la impotencia del individuo frente a los hilos ocultos que perdonaban vidas de la misma manera que las quitaban.
De la lectura del libro se pueden extraer bastantes conclusiones. Una de ellas, la más obvia, es el TREMENDO trabajo de investigación que hay detrás de las páginas. Basta acercarse a la bibliografía que incluye para hacerse una idea. Por otra parte, y a título personal, me ha ratificado algo que ya sabía: la historia no es mi fuerte, ni siquiera a nivel nacional. Pese a poder seguir la narración con soltura, el aporte de datos, nombres, organizaciones... es tan masivo que a veces me daba la sensación de que yo, como lector de historia, soy un auténtico inútil. El sistema de notas, por otra parte, es bastante inadecuado. Amén de estar todas incluidas al final del libro, en vez de a pie de página (que, personalmente, es como me gustan), no están siquiera numeradas, no hay llamadas ni nada que las identifique, por lo que es prácticamente imposible seguirlas.
No obstante el libro es magnífico. El retrato de Hemingway como tipo duro metido hasta la médula en la lucha armada, caiga quien caiga, me resultó de lo más esclarecedor, y contrasta y enfrenta las ideas mucho más pacíficas del propio Dos Passos. Y lo que es más difícil todavía... conseguir que un ensayo tan riguroso enganche en su lectura no es una tarea sencilla en absoluto.
J.
Es difícil discernir si Enterrar a los muertos es una novela, un ensayo, un trabajo de rigurosa investigación histórica o todo junto al mismo tiempo. Martínez narra la desaparición y asesinato de José Robles en la España de 1937, en plena guerra civil. Lo que me llevó hasta este libro fue que Robles se encargó de traducir al español Manhattan Transfer, de John Dos Passos, con el que tuvo una buena amistad. Dos dedicó gran parte de su vida a intentar esclarecer los acontecimientos que rodearon la muerte de Robles, y en el tiempo que pasó en España tuvo la oportunidad de aproximarse a Hemingway, que también pasaba por allí, y con el que mantuvo una relación de amor-odio.
El tema de la Guerra Civil española, cansino y explotado hasta la saciedad, y bastante anodino ya para mí, es recuperado por Martínez de Pisón con un riguroso estudio metaliterario que sirve para poner de manifiesto la intrusión de Rusia en la organización republicana, la desorganización que llevó a perder la guerra a dicho bando y, en general, la impotencia del individuo frente a los hilos ocultos que perdonaban vidas de la misma manera que las quitaban.
De la lectura del libro se pueden extraer bastantes conclusiones. Una de ellas, la más obvia, es el TREMENDO trabajo de investigación que hay detrás de las páginas. Basta acercarse a la bibliografía que incluye para hacerse una idea. Por otra parte, y a título personal, me ha ratificado algo que ya sabía: la historia no es mi fuerte, ni siquiera a nivel nacional. Pese a poder seguir la narración con soltura, el aporte de datos, nombres, organizaciones... es tan masivo que a veces me daba la sensación de que yo, como lector de historia, soy un auténtico inútil. El sistema de notas, por otra parte, es bastante inadecuado. Amén de estar todas incluidas al final del libro, en vez de a pie de página (que, personalmente, es como me gustan), no están siquiera numeradas, no hay llamadas ni nada que las identifique, por lo que es prácticamente imposible seguirlas.
No obstante el libro es magnífico. El retrato de Hemingway como tipo duro metido hasta la médula en la lucha armada, caiga quien caiga, me resultó de lo más esclarecedor, y contrasta y enfrenta las ideas mucho más pacíficas del propio Dos Passos. Y lo que es más difícil todavía... conseguir que un ensayo tan riguroso enganche en su lectura no es una tarea sencilla en absoluto.
J.
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