lunes, 3 de diciembre de 2007

Lecciones literarias, capítulo 7: los paratextos

Existen (al menos) dos formas de comprar libros, como de comprar casi todo. La primera es ir sobre seguro, tener claro qué libro se quiere, llegarse al librero de turno y pedirlo. La segunda es mucho más compleja y, para mi gusto, más gratificante a la vez que traicionera. Se trata de perderte dentro de la librería, bichear por las montañas de libros, buscar aquí y allí, y encontrar (o no) algo interesante. Después, pasar por caja. En el primer caso, los paratextos no tienen casi ninguna importancia, aunque hay excepciones que trataré de explicar. En el segundo, son vitales.

Un paratexto es todo aquel texto que rodea a la obra literaria en sí. La definición, un poco ambigua, deja abierto el marco a muchísimas posibilidades. Y así debe de ser. El título de un libro es un paratexto, pero la crítica que se publique en un diario sobre el libro, también. Y la publicidad que haga la editorial sobre el mismo, también. Así, podemos hablar, dentro de los paratextos, de peritextos y epitextos. Los peritextos son aquellas partes que van íntimamente relacionadas al volumen, y son inseparables de él (la dedicatoria o el título, por ejemplo). Los epitextos, por contra, se producen en un entorno "ajeno" al texto, por lo que no son vitales para la existencia del mismo. Aquí encontramos la publicidad y la crítica del libro.

Podemos, por tanto, hacer un listado de los paratextos más importantes y frecuentes:

- Dentro de los peritextos encontramos título, dedicatoria, bibliografía y listas de referencia, resumen, prólogo, epílogo e índice de contenidos...
- Como epitextos podemos señalar la reseña, la crítica, la publicidad escrita o visual, las entrevistas al autor, las charlas y presentaciones del libro...

Como digo, al hacer un rastreo entre las existencias de una librería, los paratextos son fundamentales a la hora de decidirnos a comprar un libro o no. Yo, desde luego, jamás compraré un libro que se titule Melocotones helados, por ejemplo. Si leo la síntesis del libro en la contraportada, y me encuentro con otra novela misteriosa, con enigmas, sábanas santas y la madre que lo parió, también tiene pocas posibilidades de acabar en mis estanterías. Si me enfrento a un ensayo histórico sobre, digamos, la Guerra Civil, y la breve reseña biográfica del autor me da pistas sobre su posible radicalismo ideológico (sin importar la tendencia), tampoco creo que me interese.

Por tanto, es evidente que la importancia de los paratextos es fundamental. Si vamos a comprar tal o cual libro que ya tenemos en mente, en principio el paratexto no va a ser tan decisivo. Pero es muy probable que hayamos llegado a tomar la decisión previa y firme de comprar ese libro por medio de algún otro paratexto, aunque no siempre sea así (caso de la compra de un libro por fidelidad a un determinado autor o tema, por ejemplo).

Todo esto no es nada novedoso, ni mucho menos. Está estudiado mil y una veces en narratología y también en márketing, y es uno de los elementos claves para entender conceptos como la intertextualidad (una pasaje sobre el Satán de Milton al inicio de un ensayo sobre religión puede ser muy significativo). Así que, la próxima vez que tengáis un libro en vuestras manos, intentad prestar un poco de atención a todo el aparato paratextual que lo rodea. En muchos casos encontraréis cosas, cuanto menos, curiosas.

J.

P.d: Ya está colgada mi crítica de [REC] en 24 por segundo, el blog de cine de Lorem Ipsum.

No hay comentarios: