Consideremos, en primer lugar, que el término 'ciencia-ficción' no es sino una muy mala traducción del original, 'science fiction'. Una traducción más acertada debería ser algo así como 'ficción científica' o 'ficción de ciencia'. Pero 'ciencia-ficción' como que no.
La ficción de ciencia es un género que, aunque a primera vista no lo parezca, tiene bastante antiguedad. Tal vez la idea intuitiva es que todo este jaleo empezó a principios del siglo XX, pero hay que irse un poquito más atrás. En 1818 Mary Shelley publica Frankenstein, que puede ser considerada como una obra de ficción científica, y muchos la aceptan como la primera del género. No obstante, el poema de Gilgamesh y algunas referencias de la mitología griega hacen pensar que la semilla de este género se encuentra algunos siglos antes de lo que muchos suponen. También se habla de viajes a la luna en Cyrano de Bergerac, por ejemplo.
Existen dos claras tendencias en la literatura de ficción científica. Por un lado, está la vertiente 'hard', en oposición (o en convivencia) con la 'soft'. En la primera, se trata de explicar el porqué de las cosas. Si hay vida en otro planeta, se procura dar una teoría sobre cómo se ha desarrollado esa vida, cómo viven, cómo han llegado hasta nosotros (o nosotros a ellos). Es, como su propio nombre indica, una corriente más dura de leer, más árida y más científica. Aquí podemos englobar a gente como Isaac Asimov, por ejemplo. En la versión 'soft' la obra se decanta más por el argumento, por la historia y la acción, sin preocuparse tantísimo por justificar que hay un bicho verde con un rayo láser en el jardín. H.G. Wells podría incluirse en esta categoría.
Al concepto de ficción de ciencia van unidos otros dos, utopía y distopia, especialmente el segundo. La creación de mundos paralelos o realidades futuras en las que todo es bastante caótico, apocalíptico o ideal es una constante en el género. Podemos remitirnos a Un Mundo Feliz de Huxley o 1984 de Orwell como dos ejemplos clarísimos de lo que comento.
Esa distopia es clave en la que para mí es la vertiente más interesante, el cyberpunk. El cyberpunk nace en los ochenta, con William Gibson como gurú entre gurús, que publica obras como Neuromante (considerada por casi todo el mundo como LA obra cyberpunk), Mona Lisa Acelerada o el libro de relatos Quemando Cromo.
La literatura cyberpunk, tristemente cada vez más en el olvido (aunque el cine la revitaliza de vez en cuando), presenta futuros próximos en los que la humanidad está sumida en un mundo dominado por mega-corporaciones, donde las calles están plagadas de luces de neón y bandas de matones, donde todo el mundo comparte su piel con metal, con implantes cibernéticos que no se alejan tanto de la realidad que estamos viviendo hoy mismo. Metal is better than meat.
Una novela cyberpunk típica estará protagonizada por un antihéroe, normalmente con alguna adicción a drogas de diseño, acabado de la vida, que sobrevive en los bajos fondos y se ve envuelto en alguna trama política-policial, siendo utilizado como mensajero/conejillo de indias/matón de alguna super-corporación que permanece en la sombra. Yakuzas, armas, sexo, grandes metrópolis, tecnología, deshumanización, pesimismo... todo eso y más es el cyberpunk.
Podría escribir mucho sobre la ficción científica, pero tampoco es cuestión de seguir dando el coñazo. Así que un último anuncio oportunista... A mediados de marzo de 2009 (ya sé que queda todavía mucho) dará lugar en Córdoba el congreso Cielo Cromado: Una Perspectiva de la Ciencia Ficción, del cual soy co-director. Seguiremos informando, pero prometo sorpresas :)
J.
La ficción de ciencia es un género que, aunque a primera vista no lo parezca, tiene bastante antiguedad. Tal vez la idea intuitiva es que todo este jaleo empezó a principios del siglo XX, pero hay que irse un poquito más atrás. En 1818 Mary Shelley publica Frankenstein, que puede ser considerada como una obra de ficción científica, y muchos la aceptan como la primera del género. No obstante, el poema de Gilgamesh y algunas referencias de la mitología griega hacen pensar que la semilla de este género se encuentra algunos siglos antes de lo que muchos suponen. También se habla de viajes a la luna en Cyrano de Bergerac, por ejemplo.
Existen dos claras tendencias en la literatura de ficción científica. Por un lado, está la vertiente 'hard', en oposición (o en convivencia) con la 'soft'. En la primera, se trata de explicar el porqué de las cosas. Si hay vida en otro planeta, se procura dar una teoría sobre cómo se ha desarrollado esa vida, cómo viven, cómo han llegado hasta nosotros (o nosotros a ellos). Es, como su propio nombre indica, una corriente más dura de leer, más árida y más científica. Aquí podemos englobar a gente como Isaac Asimov, por ejemplo. En la versión 'soft' la obra se decanta más por el argumento, por la historia y la acción, sin preocuparse tantísimo por justificar que hay un bicho verde con un rayo láser en el jardín. H.G. Wells podría incluirse en esta categoría.
Al concepto de ficción de ciencia van unidos otros dos, utopía y distopia, especialmente el segundo. La creación de mundos paralelos o realidades futuras en las que todo es bastante caótico, apocalíptico o ideal es una constante en el género. Podemos remitirnos a Un Mundo Feliz de Huxley o 1984 de Orwell como dos ejemplos clarísimos de lo que comento.
Esa distopia es clave en la que para mí es la vertiente más interesante, el cyberpunk. El cyberpunk nace en los ochenta, con William Gibson como gurú entre gurús, que publica obras como Neuromante (considerada por casi todo el mundo como LA obra cyberpunk), Mona Lisa Acelerada o el libro de relatos Quemando Cromo.
La literatura cyberpunk, tristemente cada vez más en el olvido (aunque el cine la revitaliza de vez en cuando), presenta futuros próximos en los que la humanidad está sumida en un mundo dominado por mega-corporaciones, donde las calles están plagadas de luces de neón y bandas de matones, donde todo el mundo comparte su piel con metal, con implantes cibernéticos que no se alejan tanto de la realidad que estamos viviendo hoy mismo. Metal is better than meat.
Una novela cyberpunk típica estará protagonizada por un antihéroe, normalmente con alguna adicción a drogas de diseño, acabado de la vida, que sobrevive en los bajos fondos y se ve envuelto en alguna trama política-policial, siendo utilizado como mensajero/conejillo de indias/matón de alguna super-corporación que permanece en la sombra. Yakuzas, armas, sexo, grandes metrópolis, tecnología, deshumanización, pesimismo... todo eso y más es el cyberpunk.
Podría escribir mucho sobre la ficción científica, pero tampoco es cuestión de seguir dando el coñazo. Así que un último anuncio oportunista... A mediados de marzo de 2009 (ya sé que queda todavía mucho) dará lugar en Córdoba el congreso Cielo Cromado: Una Perspectiva de la Ciencia Ficción, del cual soy co-director. Seguiremos informando, pero prometo sorpresas :)
J.
2 comentarios:
¿Podría considerarse "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" como un precursor de la novela cyberpunk? Al menos, la película que la versiona tiene un ambiente muy de ese estilo.
Y a ver si en marzo podemos ver a papá Gibson o a Neal Stephenson.
Voy a revisar mis nanoides
"La ficción de ciencia es un género que, aunque a primera vista no lo parezca, tiene bastante antiguedad".
Donde esta la dieresis de la ultima palabra? Corrigelo pa futuras lecturas.
Por cierto, yo escribo en un teclao ingles, asi que no puedo poner ninguna aqui.
Gorilo.
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