lunes, 12 de mayo de 2008

Pintores e ilustradores

Yo de pintura no entiendo. Ni mucho ni poco, es que no entiendo y punto. No he dado historia del arte en toda mi vida, y debo reconocer que tampoco ha sido un campo que me apasione nunca. Algunas nociones muy básicas de temas muy puntuales relacionados con la literatura, breves explicaciones magistrales del amigo Dani (que se descompone cuando echo pestes del arte 'modernillo' en general) y pare usted de contar. Tengo mis preferencias, como todo el mundo, pero no te sé decir por qué. Me gusta o no me gusta. Period.

El caso es que, como buen friki que se precie, mis primeras aproximaciones al mundo del pincel vienen de las portadas legendarias de los módulos de JoC para El Señor de los Anillos, allá en los primeros años 90, que traían ilustraciones de Angus McBride. Ya mayor, me di cuenta de que McBride me ha acompañado desde entonces, y cuando veo cosas como esto, esto o esto vuelvo a estar dando chuscas con mi monje guerrero por ahí :D. McBride, que falleció hace un año, se convirtió en el ilustrador oficial del universo Tolkien para todos los roleros de mi época. Con la llegada de internet descubrí que el amigo se dedicaba a más cosas, pero todas en la misma línea, tal como pintar romanos.

El siguiente paso natural fue Luis Royo, como creo que ocurrió con casi todo el mundo. Todavía tengo un par de láminas suyas enmarcadas y colgadas en mi dormitorio, concretamente ésta y ésta, que vendrán conmigo cuando me independice de una puñetera vez, diga Pingu lo que diga :P. Hoy por hoy Royo me empalaga bastante, se me hace monótono y repetitivo. Después llegó la explosión de autores, y me acerqué a Boris Vallejo (claro maestro de Royo, pero con un aire setentero que no veas), Escher (al que llegué gracias a Rompememes), Giger (sí, el creador artístico de Alien), etc.

Hace cuatro o cinco años Dani me descubrió a un crack. Tras el bizarro nombre de Zdzislaw Beksinski se escondían pinturas inquietantes, de un mal rollito tremendo, apocalípticas y en general marroneras a más no poder. Beksinski se extendió entre mi círculo de amigos con cierta facilidad, y nos quedamos todos bastante a cuadros cuando, a los pocos meses de irrumpir en nuestra realidad, nos enteramos de que unos adolescentes habían entrado en su casa en la bella Varsovia y se lo habían cargado, presumiblemente para robar.

No sé si habréis visto algo suyo alguna vez (ahora está por todas las librerías, en las portadas de la Narrativa Completa de Lovecraft que publicó Valdemar), pero mi impresión es que no es un autor muy conocido en general.

De los pintores más "canónicos" tengo menos idea todavía. Me quedo, sin duda, con Edward Hopper, el pintor norteamericano por excelencia, del que vi una magnífica exposición en Boston, donde me encontré con esto, esto, esto o esto.

Y cierro con un Dalí, del que además anoche descubrí un GENIAL autorretrato.

¿Ya os habéis cargado el ratón de tanto pinchar? Lo siguiente, una interesante exposición fotográfica.

J.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que de todos los que has dicho, me quedo sin dudarlo con el último. Creo que su genialidad es inimitable e indiscutible.

Salu2


PD. lo de "marronero" es porque predomina el marrón, ¿no?

Anónimo dijo...

Hola tú. Me gustaría comentar a propósito de la pintura de tu artículo dos cosillas:

1.- Angus McBride es, para alguien forofo de Alejandro Magno como un servidor, su pintor oficial. Sí, ya sé que se llevan unos siglos de diferencia pero el tío ha dado vida a los relieves y cuadros que se conservan del de Macedonia que hacen creer que el Magno se acabó de morir ayer.

2.- No conocía a Zdzislaw pero por los pinchazos que he seguido me parece que ese tío ha bebido (y mucho) de El Bosco (otro tío muy lovecraftiano o viceversa)

En fin, que como más de dos latas de pintura empalagan te dejo.

El que firma los anónimos

Abdul Alhazred dijo...

Yo creo que Zdzislaw ha bebido (y mucho) a secas :D:D:D:D

Rompememes dijo...

Pues beber a secas es complicado, porque todas las bebidas que conozco están mojadas :DDD

Vale, ya lo se, cinco minutos sin amigos.