lunes, 24 de diciembre de 2007

La aparición del ser

Cuando coloqué el polvoriento volumen sobre la mesa, tuve la sensación de que algo terrible iba a ocurrir. Pero había una fuerza mayor, algo que me obligaba a seguir en este proceso fatal que me llevaría a vislumbrar realidades sólo susurradas en los albores de los tiempos.

Examiné las tapas, encuadernadas en piel amarillenta, arrugadas con el paso de los inviernos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo al intentar imaginar qué o quién había sido el dueño de aquella piel que daba forma al tomo maldito. El único indicio del contenido se adivinaba al abrir la primera página, donde rezaba 'Necronomicon'.

No soy consciente de las horas o días que pasé estudiando aquellas páginas infernales sin descanso. Las velas se consumían una tras otra, apenas iluminando el texto, sumiéndome en la penumbra de mi librería, dejando que mis queridos libros me acechasen desde la oscuridad.

Mi estado febril empeoraba a cada palabra, a cada recitado, y de repente ocurrió. Una ráfaga de viento entró desde la chimenea, aniquilando mi única fuente de luz. El terror invadió mi cuerpo al escuchar cómo algo se arrastraba desde el tejado, bajando por el cono de la chimenea, deslizándose sigilosamente, buscando a aquel que lo había invocado. Paralizado por el terror, no podía sino seguir escuchando en la oscuridad, las manos empapadas en sudor frío, el dedo marcando la última línea que había susurrado.

Iluso de mí, en un principio pensé que en la oscuridad no podría descubrirme aquello que venía a buscarme, aquello que bajaba lentamente hasta el hogar. Pero pronto me di cuenta de que mi corazón retumbaba en mi pecho, la sangre se agolpaba en mis sienes, y los rítmicos latidos serían audibles por cualquiera que estuviese en este maldito lugar. Y aquello bajaba y bajaba. Lo notaba respirar pesadamente mientras asomaba su amorfa figura por el agujero de la chimenea, su rostro hinchado y peludo. Estaba allí, y venía a devorarme. Me miró, sé que me miró en la oscuridad, atravesando el manto de negrura que nos separaba. Y antes de que el desmayo me atrapara en una piadosa inconsciencia, escuché su voz, que me acompañará en el resto de mi atormentada existencia:

'¡Wo, ho, ho, ho! ¡¡Feliz Navidad!!'

J.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Uau, invocaste nada menos que a Santa Claws (;,,;)

¡Iä, iä, phfunglui Navidad fhtagn!

Rompememes dijo...

Por cierto, creo que Necronomicón lleva tilde en la "o", que no te pase como al 20 minutos :DDD

Abdul Alhazred dijo...

Pues, para ser sincero, cada vez que escribo la palabra 'Necronomicón' me asalta la misma duda... Sé que gramaticalmente debería llevar tilde, pero me crea duda porque la palabra no es española, así que no sé si habría que acentuarla o no. Lo suyo sería ir ahora mismo a ver cómo la escribe Lovecraft, pero me da una pereza terrible...

J.