domingo, 2 de marzo de 2008

La trilogía infame. 1/3: La soledad

Comienzo hoy la crítica de la Trilogía Infame. He bautizado con ese nombre a tres manifestaciones artísticas (por decir algo) que me he tropezado en la última semana. Se trata, ni más ni menos, que de la obra teatral Pareja Abierta, del nobel Dario Fo, la premiada película La soledad y la última de Ken Loach, En un mundo libre.... Sin embargo, creo que espaciaré un poco en el tiempo (tampoco mucho, que se me pasa la mala leche) las reseñas, para no mataros de sopor.

Empezaremos por la sorpresa revelación de los premios Goya de este año. La soledad se llama así simplemente porque solas se deben de quedar las salas de cine en las que se proyecta. Jaime Rosales, el padre de la criatura, se debió quedar descansando. He de avisar que 20 minutos es lo que tardé en desconectar por completo y dedicarme a otros menesteres, pero que luego seguí el truño a ratos, de manera más o menos forzada, debido a que no podía hacer otra cosa. Pero vayamos por partes, desgranando la joya.

Puede ser que hayáis oido hablar de que la película es de lo más innovador, que utiliza una técnica cinematográfica sin precedentes (!!), que consiste en dividir la pantalla en dos, y mostrar la misma escena desde dos puntos de vista diferentes, con dos cámaras fijas. Porque esta película es de esas de arte y ensayo. De las que les molan a los gafapastistas y culturetas en general. Pero a mí no, vaya por dios. A ver, que usted no tenga medios para tirar railes y hacer un puto movimiento de cámara en toda la cinta (QUE NO HAY NINGUNO, COÑO), no es excusa para vendernos su engendro. El plano fijo aburre hasta la saciedad. No soy yo precisamente el mayor admirador del cine de acción, pero tampoco soy idiota.Y lo de partir la pantalla en dos tomas puede tener su aquel un ratito, como recurso puntual, y no como eje constructor (destructor) de la cinta.

Seguimos. Las situaciones son poco reales. Estamos en España. Aquí nunca, nunca verás a una reunión amistosa de 6 u 8 personas en las que todas se escuchan y se respetan el turno de palabra. Acuéstate. Y encima no lo vendas como realismo, leñe.

Terminamos. En la película no pasa nada. NADA. Repito que devoro películas pausadas, pero siempre que digan algo, con las palabras o con los silencios. Pero ésta está muuuuuy lejos de ni siquiera murmurar o balbucear. Y para una cosa que pasa -una explosión-, yo encima me había levantado a la cocina a por una bebida (sí, señores. Soy un hombre malo. Vi la peli bajada de internet. Menos mal que al menos fue gratis).

A todos los académicos que se han cubierto de gloria en los premios Goya con este bodrio y con El orfanato: normal que quieran que protejan el cine español. Si esto es lo mejor que tenemos cada año, vamos a pique. Y lo dice alguien que nunca ha dejado de ver películas hechas aquí.

Espero reacciones airadas de culturetas varios que se hayan encandilado con el manejo de cámara (?), sutil realismo, silencios rotos, integridad artística, talento innovador y brutal sinceridad del señor Rosales. Serán amablemente atendidas.

J.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

mi crítica en

http://www.fotolog.com/cerezaalucinaa/41049621


Teresa

Anónimo dijo...

BRAVOOOOOOOOOOOOOOO, BRAVOOOOOOOOO!!!!!!q bonito y que fino lo has dicho!Pa mi fue un coñazo.Menos mal que tenía mis juguetitos cerca:)
kt

Anónimo dijo...

"P. Si un marciano viera La soledad, ¿qué pensaría?

R. Muchas veces he pensado en eso. Las películas, como yo las concibo, deberían ser entendibles para los marcianos. Es más: pienso una película preguntándome: Si un marciano viniera a la Tierra, ¿cuál sería la película que más le contaría de cómo somos? Y creo que es La soledad."

Entrevista a Jaime Rosales.
http://www.elpais.com/articulo/ultima/vida/viene/grande/elpepiult/20080302elpepiult_2/Tes