viernes, 2 de noviembre de 2007

Americanadas

En estos últimos días he escuchado infinidad de veces cómo mucha gente se jactaba de no celebrar Halloween por ser una americanada. Supongo que, como suele ser común en estos casos, la gente piensa que queda de lo más antiamérica/antiglobalización/anti-imperialismo del mundo.

El caso es que, como curiosidad inicial, os comento que el origen de Halloween no es americano, sino celta. Cierto es que la expansión de la festividad a nivel mundial se debe, sin lugar a dudas, a la publicidad e influencia que recibimos de los Estados Unidos.

Yo este año no me he disfrazado (de hecho, creo que no lo he hecho ningún año, ni siquiera el pasado, cuando estuve allí), pero salí a la calle y me divertía ver a la gente vestida de bichos rarunos por ahí, liando la traca. Es más, yo diría que ya casi se ve, al menos en Córdoba, más gente disfrazada en Halloween que en los carnavales (no porque haya mucho disfraz en Halloween, ojo, sino porque los carnavales por aquí llevan varios años de capa caída).

Es cierto que lo que aquí tenemos es una versión sucedánea de lo que es un verdadero Halloween, porque lo primero que no hay es niños pidiendo caramelos de puerta en puerta, que viene a ser uno de los ejes centrales de la festividad. Según me comentaron algunos padres yankis, Halloween ayuda a los niños a enfrentarse, de manera más o menos divertida e inofensiva, a un tema tan complejo como es el de la muerte.

Tampoco tenemos calabazas para vaciar y montar linternas demoníacas, que os prometo que es una de las cosas más divertidas y a la vez asquerosas del mundo. Te pones de calabaza hasta los codos.

Supongo que todos aquellos que reniegan de la americanada se habrán resignado y habrán pasado el día 1 comiendo gachas y llevando flores a los cementerios; siendo la segunda actividad, como todos sabemos, harto más estimulante y divertida (y harto menos hipócrita) que disfrazarse de zombi y salir a la calle a asustar pijas. También supongo que esos mismos puristas anti-imperio no tendrán ningún pantalón vaquero en su armario, no habrán visto (o al menos disfrutado) películas como Ciudadano Kane, Casablanca, Forrest Gump (que por cierto, es lo más 'América' que se ha hecho en los últimos años), no escucharán a los Red Hot Chili Peppers, a Elvis o a Sinatra, no usarán bombillas, no verán ningún reality show tipo Gran Hermano u Operación Truño, no verán ningún programa latenight tipo Crónicas Murcianas, no escucharán rap o hip-hop... ya que, como todos sabemos, esto no son sino otro tipo de americanadas. ¿O tenemos memoria selectiva, tal vez?

La cosa es que, aun sin haberme disfrazado por, como siempre, una total falta de previsión y un ataque de pereza, Halloween me gusta. ¿Que es una americanada? Pues sí, tal vez. Pero lo prefiero a la versión 'españolada' de las flores en los cementerios. De lejos.

J.

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